El 1o. de Octubre atestiguaremos un hecho histórico, Claudia Sheinbaum se convertirá en la primera mujer en ocupar la Presidencia de México. Con su investidura nuestro país se sumará al exclusivo club de naciones gobernadas por mujeres. Un hecho sin precedente, que debemos celebrar.
Sin embargo, su arribo se ve opacado por una serie de acontecimientos que complican el inicio de su administración. Sheinbaum, es la heredera universal del testamento de López Obrador. De él recibe programas sociales elevados a rango constitucional; obras monumentales aún inconclusas; un gran apoyo popular; reformas constitucionales hechas sobre las rodillas; a Culiacán en llamas y la epidemia de violencia feminicida más grave de México.
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, también hereda 200 mil personas asesinadas y cientos de miles de desaparecidas durante el sexenio que termina; una enorme bodega sin medicamentos y el éxodo masivo de personas de Chiapas hacia Guatemala y de Centro América hacia el vecino del norte. Recibe una relación deteriorada con el embajador norteamericano en medio de las elecciones más cerradas en la historia de Estados Unidos, en las que Donald Trump amenaza con regresar; la condena internacional por violaciones a derechos humanos; el mayor endeudamiento de los últimos sexenios (16 billones 761 mil millones de pesos) y la crítica misógina de una clase política que pone en duda si será ella la que realmente gobierne.
La herencia que Claudia Sheinbaum ha aceptado la compromete a continuar con la visión política de López Obrador. Ello incluye la militarización de la Guardia Nacional; la elección de Ministros y Ministras, Magistraturas y Juzgadores del Poder Judicial de la Federación y de todos los poderes judiciales estatales. También le toca asegurarse de que la Refinería de Dos Bocas comience a producir; la lucha contra el huachicol; que el Aeropuerto Felipe Ángeles logre despegar, que el Tren Maya se llene de pasajeros al tiempo que convence a los mercados internacionales que es seguro invertir en México. El peor legado es un Congreso de la Unión lleno de personajes que ya andan mareados de poder y eso que apenas tienen un mes trepados en el tabique.
Para muchas personas como yo, nacidas en el último tercio del siglo XX, observar el pase de la Banda Presidencial en medio de la incertidumbre, la violencia y las crisis políticas nos trae a la mente recuerdos terribles de un México totalitario, en el que el Ejecutivo esgrimía un poder absoluto sobre un Legislativo sumiso y una Corte doblegada. Así vivimos por más de 70 años, y sus efectos aún nos siguen lastimando.
Claudia Sheinbaum tendrá que demostrarnos que todas las personas que somos parte del pueblo de México estamos incluidas en su proyecto de nación, y no solo aquellas que votaron por Morena y sus aliados. Ese es, sin duda, su mayor reto.
Por mi parte le deseo mucho éxito, porque eso deseo para todo México.
Titular de Aliadas Incidencia
Estratégica e integrante de la
Red Nacional de Alertistas.
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