Este 8 de marzo, como cada año, millones de mujeres de todo el mundo marcharán para exigir el respeto irrestricto de sus derechos. Los reclamos en la mayoría de los países siguen siendo los mismos: acceso libre y seguro a la interrupción del embarazo, el cierre de las brechas de desigualdad laboral y la garantía de una vida libre de violencia.
En nuestro país este 8 de marzo será distinto por el simple hecho de que, por primera vez una mujer, ocupa la Presidencia de la República. Claudia Sheinbaum Pardo se ha convertido en un símbolo de la lucha de las mujeres feministas mexicanas porque representa la posibilidad de desarrollar proyectos de vida en los que nuestras voces son escuchadas.
A lo largo de su carrera, y en especial a su llegada a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, implementó políticas públicas destinadas a mejorar la condición y posición de las mujeres. Un ejemplo son las unidades territoriales de atención y prevención de la violencia, conocidas como las Lunas, en las que, mujeres que han vivido violencia, reciben acompañamiento psico-jurídico. Como Presidenta de México, creó la Secretaría de las Mujeres, elevó la igualdad sustantiva a rango constitucional, colocó a muchas mujeres en Secretarías estratégicas y asumió el compromiso de trabajar en la erradicación de la violencia feminicida.
Nuestra Presidenta es una mujer que reconoce la responsabilidad que trae consigo el privilegio. Ella, igual que todas las mujeres, está construida por diferente facetas. Es una mujer educada, que ha estudiado en el extranjero, científica de la UNAM, madre que aprendió a conciliar el trabajo con la familia, luchadora social, diplomática sagaz, además de excelente estratega política.
Durante su ascenso en la vida pública enfrentó obstáculos relacionados con su género. Basta leer las notas de opinión de muchos "expertos" que confunden la violencia política con libertad de expresión. Para ejemplo las decenas de publicaciones que la presentan como un títere de López Obrador.
En 1975, la Asamblea General de la ONU designó el 8 de marzo como la fecha oficial para conmemorar el día internacional de las mujeres. Esta conmemoración tiene el propósito de reconocer a las mujeres como protagonistas de una historia que decidió borrarlas y como motores de la lucha por el desarrollo pleno, en condiciones de igualdad, de todas las personas.
En México hemos presenciado grandes avances, tanto normativos como institucionales, que garantizan la igualdad, la conciliación trabajo-familia así como espacios de trabajo libres de acoso y hostigamiento sexual. Hemos avanzado en la despenalización del aborto y hemos visto la llegada de un gran número de gobernadoras, presidentas municipales, síndicas, regidoras y Secretarias de Estado. Cada vez más compañeras tienen un lugar en la mesa.
Tal parece que este 8 de marzo, en México, por fin es tiempo de mujeres.
Titular de Aliadas Incidencia
Estratégica e integrante de la
Red Nacional de Alertistas.
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