El 2024 nos trajo a la primera Presidenta de la República en la figura de Claudia Sheinbaum Pardo. Con ello nuestro país rompe con más de doscientos años de exclusión de las mujeres de la Silla Presidencial y se adelanta a países como Francia y Estados Unidos. Por primera vez, en un discurso de toma de protesta la persona que encabezará el Ejecutivo Federal se dirigió de forma especial a las mujeres y niñas.
En 2024 se reconoce a nuestro país como una nación pluricultural, conformada por pueblos originarios que tienen derecho a la libre determinación dentro del marco constitucional de autonomía que asegure la unidad nacional. Pero aún más importante “Se reconoce y garantiza el derecho de las mujeres indígenas y afromexicanas a participar de manera efectiva y en condiciones de igualdad en los procesos de desarrollo integral de sus pueblos y comunidades; en la toma de decisiones de carácter público.”
El 2024 elevó a rango constitucional el derecho de las mujeres a la igualdad sustantiva y a una vida libre de violencia. Esto trajo consigo modificaciones sustanciales a diversas leyes secundarias.
Entre otras se establece que en casos de violencia contra las mujeres el agresor sale de casa, sin importar la acreditación de la propiedad y se crea el Registro Nacional de Medidas y Órdenes de Protección de las Mujeres, Adolescentes, Niñas y Niños para prevenir actos de violencia. Se realizaron modificaciones al Código Nacional de Procedimientos Penales y a la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en materia de medidas de protección y derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, lo que obliga a todas las instituciones policiales y Ministerios Públicos del país a generar mecanismos de coordinación y colaboración para la aplicación, ejecución, cumplimiento y seguimiento de medidas u órdenes de protección a nivel nacional.
En el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares se incorpora el concepto de violencia vicaria como “Cualquier acto u omisión que, con el objetivo de causar perjuicio o daño a las mujeres, se dirige contra las hijas y/o hijos, familiares o personas allegadas, ya sea que se tenga o se haya tenido relación de matrimonio o concubinato; o mantenga o se haya mantenido una relación de hecho con la persona agresora; lo anterior aplica incluso cuando no se cohabite en el mismo domicilio”. Reconocer esta forma de violencia permitirá formular mejores demandas en casos de divorcio donde las mujeres vivieron infiernos de violencia. Un logro más del movimiento feminista nacional.
También se reformaron la Ley Federal del trabajo y la Ley de los Trabajadores al Servicio del Estado, para establecer que el Estado deberá desplegar acciones en favor de la erradicación de la brecha salarial entre mujeres y hombres.
Estamos aún lejos de pagar la deuda histórica que nuestro país tiene con sus mujeres y niñas. Pero sin duda, el 2024 fue un buen año para las mujeres de México.
Maricruz Ocampo