La reciente declaración de la presidenta formal morenista, María Luisa Alcalde, respecto al surgimiento de un nuevo partido político (Frente Cívico Nacional), recordó -sin querer- la presencia de tricolor en el ADN de su instituto político, en particular, y del lopezobradorismo, en general. Dijo: “Ahora resulta que los mismos de siempre, los que estaban en el PRI y algunos del PAN, se han reunido y han decidido formar una nueva fuerza política”.
Y explicó que se trata de los mismos personajes sin autoridad moral, pues, sostuvo: “son los mismos que saquearon a nuestro país, los mismos que se hicieron multimillonarios a costa del pueblo”.
Pasó por alto la decidida contribución de lo que se conoce como “PRIMOR”. Por ejemplo, la militancia priista de su mentor López Obrador y de tantos otros que –ya purificados por el tabasqueño- andan con la frente en alto, como si su pasado tricolor no existiera.
La lista es larga de priistas distinguidísimos -además de los funcionales-, como Manuel Bartlett, Félix Salgado, Adán Augusto López, Ricardo Monreal, Marcelo Ebrard, Alejandro Armenta, Javier May, Layda Sansores, Rocío Nahle, David Monreal, Américo Villarreal, Alfonso Durazo, Lorena Cuéllar, Julio Menchaca, Esteban Moctezuma, Ignacio Ovalle (Segalmex), y muchos otros.
En cuanto a expanistas, destacan Joaquín Díaz Mena, actual gobernador por Yucatán; los calificados como “traidores” Miguel Ángel Yunes Linares y Miguel Ángel Yunes Márquez -usados y pagados-; y el exgobernador de Chihuahua, Javier Corral, rescatado por Ulises Lara, encargado de despacho de la Fiscalía de la Ciudad de México, para evitar que se cumplimentara una orden de aprehensión en su contra. Recuérdese que Corral ha sido señalado por delitos de corrupción y peculado.
Resulta que las conductas condenadas en otros, carecen de ejemplaridad en sus filas, con tan sólo revisarlas. Por cuestiones de espacio, a continuación, sólo una de ellas. Alejandro Murat Hinojosa -a pesar de su conversión pública, calificada por analistas como necesaria, para cubrirse las espaldas- enfrenta, cuando menos, dos complicaciones: 1) las expresiones públicas del propio gobernador morenista de Oaxaca, Salomón Jara Cruz, quien públicamente se opuso a la candidatura al Senado del expriista, y advirtió que no habría carpetazo ni impunidad en cuanto a las ilegalidades que le atribuye a su, ahora, incómodo compañero; y, 2) su presunto involucramiento en el escandaloso “Caso Koldo” -de corrupción en España-, dado que es mencionado por haber tenido ciertos tratos irregulares donde el protagonista es nada menos que el gobierno de Pedro Sánchez. La investigación está en progreso, podría arrojar revelaciones importantes y ocupa amplios espacios en la prensa de ese país.
El priismo condenable para María Luisa Alcalde es el de afuera -el que sirve como saco de boxeo-, pero no el genético y colaborativo, mismo que protege en sus filas porque es esencial y aporta enseñanzas, prácticas y dirigentes; es el peculiar priismo morenista que los define y ejercen conforme al lopezobradorismo.