Ante el reparto del poder, representantes del oficialismo —incluyendo aliados— muestran su verdadero rostro; incluso, ante la primera propuesta de reforma constitucional de Claudia Sheinbaum, sobre el nepotismo electoral y relecciones, misma que ha calado en ambiciones de familias morenistas. Y, aunque el asunto no está concluido, conviene valorar sus reacciones.
La intención difundida de restringir ciertas prácticas de distribución a través del nepotismo —evidente dentro del lopezobradorismo—, no cayó muy bien en un sector del guinda, y socios que lo acompañan.
Sin pudor, personajes del partido oficial saltaron luego de confirmar que la propuesta presidencial podría afectar sus intereses en pos de posibles cargos que, al parecer, ya sentían amarrados. Y, en el pataleo, quedaron exhibidos. De hecho, destacan tres casos relacionados con gubernaturas, se trata de los senadores morenistas, Félix Salgado Macedonio —quien fuera sancionado por el INE al no presentar su informe de gastos de precampaña, y aunque lo protegió López Obrador, tuvo que heredar la candidatura a su hija, la actual gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado Macedonio— (antes, de papá a hija, y ahora de hija a papá); y, Saúl Monreal Ávila —uno de los tres hermanos favorecidos— quien busca la gubernatura de Zacatecas, en manos de David Monreal Ávila (de hermano a otro hermano); además de la senadora del partido verde, Ruth González Silva, quien es esposa del gobernador de San Luis Potosí (de esposo a esposa).
Se dice que esto ocurrió por tensión en la alianza de Morena, Partido Verde Ecologista de México y Partido del Trabajo para alcanzar los votos necesarios para la reforma constitucional propuesta por Sheinbaum, misma que considera su aplicación a partir de 2027, y que hasta momento le cambiaron puntos, comas y hasta fecha, pues la batearon hasta el 2030, sin que ello este finiquitado.
El mismo Noroña confesó: “Es evidente, el verde tenía interés por el gobierno de San Luis Potosí…”.
Luisa María Alcalde apoyó a Sheinbaum, y aseguró garantizar que: “en 2027 nuestro Partido-Movimiento —dijo— no presente candidaturas con vínculos familiares, en congruencia con su reforma constitucional”.
Y queda la advertencia de Sheinbaum: “si alguien pretende dejar a un familiar, o que sea un familiar quien va a ser el candidato, candidata, lo va a ver muy mal la gente (…) no creo que sea una buena idea (…) y [en 2027] si se llegan a presentar familiares, no creo que les vaya muy bien”.
Aunque se teme que candidatos vayan —o sean canalizados— por uno u otro partido, dentro de las complicidades que ya conocemos.
Este tema, en Cámara de Diputados, formalmente estará en manos del verde, por aquello de la mayoría calificada, ¿deveras? Habrá que esperar el siguiente capítulo.
El nepotismo oficialista, con amiguismo, cuotas y artimañas rebasa, con mucho, el ámbito electoral. Andrés López Beltrán —hijo del expresidente López Obrador—, como secretario de organización del partido oficial, es prueba irrefutable de ello. Pero, aseguran en Morena, ese nepotismo no es nepotismo.