Uno de los fenómenos de corrupción más recurrentes, es el nepotismo. Morenistas lo atribuyen únicamente al poder judicial y a gobiernos anteriores porque -según dicen- ya no existe, pero resulta que es una escandalosa realidad en sus filas y lo usan como instrumento de reparto y herramienta para favorecer a aliados.

Según la Real Academia, es “la práctica de favorecer a familiares o amigos en la obtención de cargos o favores, en detrimento del mérito y la capacidad”, condiciones que cumple el nepotismo morenista.

Todavía se recuerdan peroratas del demagogo de Macuspana relativas a la condena de nepotismo, amiguismo, prepotencia e influyentismo. Pero, lo que son las cosas, al igual que el expresidente José López Portillo (“el orgullo de mi nepotismo”), también impuso a su hijo, y justificó: “quiere Andrés ayudar a consolidar a Morena y para ello tendrá que ser elegido”. Ah, bueno. ¿Y cuándo será elegido. Este nepotismo cínico e impune se evidenció en el VII Consejo Nacional Extraordinario donde la nueva dirigente, Luisa María Alcalde, pronunció un discurso aplaudido por todos, incluso por “Andy” López Beltrán, quien, ahí mismo, asumió la secretaria de organización.

Alcalde, sin rubor, afirmó: “La corrupción no se tolera (...) no hay cabida al nepotismo, al amiguismo, al influyentismo, ni a los aviadores”. Pero sí para los suyos. A “Andy” le empezaron a gritar ¡presidente!, ¡presidente!, pero hubo quienes consideraron que se habían pasado de merengue obradorista, por lo que Sheinbaum declaró: “son especulaciones absurdas”. Además de este caso incontrovertible, hay muchos más, varios en las familias Alcalde, Batres y Monreal.

Retomemos sólo algunos: Julio Sherer (por Morena), hijo del exconsejero jurídico de la presidencia de la república; Miguel Felipe Delgado (plurinominal por el PVEM), hermano de Mario Delgado, y el primo de este, Miguel Carrillo; también José Braña, sobrino de AMLO; la esposa del difunto Miguel Barbosa; así como Saul (por Morena) al Senado, hermano de Ricardo Monreal, y Catalina Monreal (la hija), quien perdió la alcaldía Cuauhtémoc y la pusieron como titular del Instituto Nacional de la Economía Social; así como Sebastián Ebrard Lestrade (por Morena), sobrino de Marcelo Ebrard.

Otro caso relevante es el de Luis Rogelio Piñeda Taddei, hijo de la solicita y funcional Guadalupe Taddei, consejera presidenta del INE, quien tiene además familiares vinculados al lopezobradorismo. Fue contratado en la ponencia de Yasmín Esquivel Mossa -conocida como la ministra morenista plagiaria- , lo que representa conflicto de interés.

De acuerdo con Proceso, el portal Emeequis “documentó que otros personajes de la llamada Cuarta Transformación cobran en la nómina de Esquivel, incluyendo el padre de Mónica Soto Fregoso -la presidenta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación- o la hija de Octavio Romero Oropeza, el director de Pemex”. (sic)El nepotismo morenista también es corrupción, aunque no se persiga.

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