Al inefable dolor que sufren las madres que van de un lugar a otro buscando a sus seres queridos ausentes, habrá que sumar la indiferencia de políticos populistas que se lavan las manos y les cierran las puertas. Esos que llenan sus discursos con sus demandas, cuando las necesitan, y las desconocen en la realidad, además de rasgarse las vestiduras y victimizarse, de acuerdo a su manual.
Sobre todo, ahora que los desaparecidos rebasan las cifras de sexenios anteriores, por lo que intentan maquillar números que los exhiben y comprometen.
Prueba de esto es el hecho de que, ante la insistencia de una tenaz y valiente madre buscadora, López Obrador -jefe de campaña de Claudia Sheinbaum y coordinador político-electoral de Morena-, dijo que la recibiría “en su momento”, pero “como hay temporada política-electoral no queremos, este, pues ni tocar el tema ni que nos usen, porque ya ven como son los conservadores: se vuelven feministas, se vuelven defensores de los derechos humanos, se vuelven ambientalistas, de acuerdo a los que les conviene, ¿no?”.
Esto retrata al tabasqueño –que ni las ve ni las oye-, como criticaba en el pasado.
La madre buscadora que no fue recibida es Ceci Flores, fundadora del colectivo Madres Buscadoras de Sonora, quien enfrenta la desaparición de dos hijos y es autora del libro “Madre Buscadora, Crónica de la desesperación”.
Fue a entregarle la “pala de mando”.
Hay que escucharla.
“Yo le quiero entregar a él también –subrayó- esta pala con la que he escarbado la tierra en diferentes partes del país”, y añadió: “estamos haciendo el trabajo que le correspondería al gobierno, o sea, ellos no lo están haciendo”.
Luego regresó vestida de beisbolista, atendiendo a la afición presidencial, y tampoco la recibieron. La buscadora puntualizó que emitiría “fichas de búsqueda” del presidente porque “desapareció al entrar al Palacio de gobierno”.
Manifestó que López Obrador “recibe a las madres de Argentina, ¿qué pasó?, recibe a los futbolistas ¿y cómo no puede recibir a las madres?, porque nos debe, porque sabe bien que el día que nos vea, pues va a saber cuánto nos debe porque le vamos a decir todo lo que nos quedó a deber en todo lo que no hizo”.
Y reclamó: “no puede ser posible que estén desapareciendo a los desaparecidos porque las estadísticas que tienen ellos no tienen nada de cordura con las que tenemos nosotras”.
Incluso, expuso que tiene miedo que la maten, “y más el día de hoy que salí de Palacio –narró-, sentía terror de que iba a salir de ahí, me sentía más segura ahí –porque había mucha seguridad-, sabía que ahí no me podían hacer daño, pero sabía que al salir de ahí alguien me podía perseguir y quitarme la vida, como lo hicieron con Marisela Escobedo, cuando se manifestó en el Palacio (de Chihuahua), que salió y ahí le quitaron la vida”.
Resulta paradójico, mientras en España se reconoció su labor; en México, López Obrador les cierra las puertas de Palacio Nacional y maniobra electoralmente. Así, un gobierno desaparecido para las madres buscadoras, aunque no sólo para ellas…