Con circo, maroma y teatro, incluidos, los Yunes ya recibieron otro abono público del pago total por la traición al panismo y sus electores -con ocasión de la llamada reforma judicial oficialista-, y siguen arrastrando insolencia bajo la protección morenista.
Se tienen presentes las palabras del exgobernador entonces panista, Miguel Ángel Yunes Linares, quien entró al Senado arropado por Adán Augusto López –coordinador de la bancada de Morena y protagonista de la traición anunciada-, para sostener: “no hemos negociado absolutamente nada”, y recibir 30 monedas lanzadas por la senadora panista Lilly Téllez, quien expresó que se las aventó por vender a la patria.
Recuérdese que ya la Fiscalía General del Estado de Veracruz, el 9 de septiembre -un día antes de la votación citada-, canceló la orden de aprehensión contra Miguel Ángel Yunes Márquez. Esto, debido a que -de forma por demás extraña- el agente del ministerio público que había solicitado la orden de aprehensión, finalmente concluyó que -con nuevos elementos probatorios- no había cometido delitos de falsificación de documentos, falsedad ante las autoridades y fraude procesal.
A ello, habrá que sumar que el pasado 23 de noviembre, un juez veracruzano canceló la orden de aprehensión en su contra, en tanto que la Fiscalía General de la República retiró la solicitud de extradición que había presentado ante el gobierno de Estados Unidos. Así la eficiente procuración de justicia o, más bien, los milagros -pagos- morenistas a favor, incluso, de expanistas funcionales.
Se han repetido los gritos de “traidor y cobarde”, por parte de quienes han reprochado a los Yunes su deslealtad, ingratitud y vileza. Por ejemplo, hace apenas unos días, la activista Paulina Amozurritia, luego de llamarlo pederasta, le espetó: “Lo que nos tendría que explicar es ¿por qué cancelaron todas sus carpetas de investigación, incluida la de su padre?”Y este 5 de diciembre se escenificó una confrontación entre los panistas Enrique Vargas y Mario Vázquez, y los morenistas Adán Augusto López, Miguel Ángel Yunes Márquez y Luis Fernando Salazar, este último expanista y hoy guinda. Según Mario Vázquez: “Lo que dije fue que a Yunes lo amenazaron, él cedió y terminé diciendo que las dio, y eso a ellos les afectó en sus castos oídos”. Independientemente de los términos, puso el dedo en la llaga, a quienes no deben hablar de ética política y autoridad moral. Y no sólo por este caso.
Conforme al manual morenista, se pasa de victimario a víctima, impolutos bajo su discurso propagandista. Pero, más allá de la sospechosa maniobra del senador campechano de MC, se juntan valor y precio. El valor del voto 86, el decisivo, para que se aprobara la reforma judicial lopezobradorista y se definiera, en buena medida, el futuro de este país. Y el miserable precio que pusieron por ello.
Queda clara la traición de los Yunes y la operación truculenta de Adán Augusto -su nuevo pastor-, así como la demagogia que los caracteriza y la vergüenza que arrastran. Hay pagos a la vista; cinismo e impunidad, también.