Con la abierta intervención presidencial se pretendió dar por concluido —sin éxito— el enfrentamiento entre dos operadores oficialistas del Legislativo, poder que, ciertamente, debiera respetar el Ejecutivo. Y hasta hoy no sabemos quién o quiénes mienten y son responsables de la corrupción destapada.
A pesar de que Sheinbaum quiso minimizar la denuncia —e incluso darle un toque jocoso—, la verdad es que esperamos saber quién o quiénes son los culpables, y a cuánto asciende el hurto o desvío de recursos públicos.
El zafarrancho entre los también expriistas, Adán Augusto López —coordinador de senadores—, y Ricardo Monreal —ahora coordinador de diputados— se hizo público cuando el primero denunció en tribuna: “hemos iniciado ya el proceso de reducción de dos negocitos ya añejos: uno es como una empresa a la cual anualmente se le beneficiaba con un poquito más de 60 millones 529 mil pesos para la administración de los archivos del Senado de la República (…) hemos iniciado el proceso de rescisión de un contrato multianual que importa la cantidad de 90 millones 427 mil 500 pesos a una empresa que se llama Grupo Piasa (sic). Vamos a presentar, en la próxima sesión, tres o cuatro contratos más donde también se simulaban contrataciones de servicios para el Senado de la República”. Todo ello en clara referencia a su compañero Monreal, quien había sido el pastor anterior de los senadores morenistas.
El aludido desmintió las acusaciones y pretendieron dar carpetazo con una fúnebre foto entre la secretaria de Gobernación y los dos implicados.
¿Qué tenía que hacer esta secretaria en ese enfrentamiento partidista, o bien, en esa disputa entre legisladores? ¿Es esa una de sus la tareas?
Esto en medio de algunas expresiones de Monreal que parecen venirse abajo. Hace alrededor de dos años, ante un grupo de estudiantes zacatecanos, dijo: “Jamás he tenido una sola denuncia por malversación, corrupción o abuso de autoridad, nunca”. Bueno, pues parece que ya tiene la primera. Y el contenido de que “(las adversidades) casi siempre provenían de la oposición, hoy vienen de parte de correligionarios”, realmente no comenzó ahora.
Ya carga varios desacuerdos internos, como con Noroña, quien lo había exhibido por intentar quedarse con 3 de los 5 expertos del Comité de Evaluación de candidatos a jueces.
Y el conflicto con Martí Batres quien, en agosto de 2019, pidió la renuncia de Monreal para que no dirigiera la bancada y lo acusó de fomentar una votación fraudulenta, además de haberlo “apuñalado por la espalda”.
También fue señalado por la polémica Layda Sansores, quien dio a conocer que el ahora imputado tiene 48 propiedades, y lo calificó de farsante, simulador y traidor.
El mismo Monreal, como corcholata, acusó a Claudia Sheinbaum de utilizar cuentas falsas para atacarlo.
El desencuentro con el ejecutor Adán Augusto es uno más, pero lo realmente importante es conocer quién miente, quién ha robado y cuánto, porque se trata de los que afirman poseer “superioridad moral”. ¿Por qué? Pues, porque ellos lo dicen.
¿Habrá impunidad?