Resulta contradictoria la postura oficialista de que la reforma judicial planteada por López Obrador y aumentada por Sheinbaum, busca mejorar la justicia y fortalecer la democracia, cuando ellos mismos destruyen la real división de poderes y el sistema jurídico, al adecuar las leyes para imponer, de manera autoritaria y desaseada, la supremacía del Poder Ejecutivo sobre los otros dos.
Han sido desafortunadas las intervenciones de la presidenta al tratar de negar lo que está a la vista de todos: la acumulación de poder sin límites ni contrapesos. Algunas, particularmente notables. El 10 de octubre, en la Universidad de Harvard, el ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Alfredo Ortiz Mena, expuso: Todos los jueces y magistrados federales tendrán que ser votados, ahora los requisitos para ser electos, y todavía tenemos legislación secundaria en desarrollo, y no es broma, es tener 8 de promedio, nuestra Constitución dice eso, y cinco cartas de recomendación de nuestros vecinos, si tienes esos requisitos puedes ser postulado hasta la Suprema Corte.
Ante este hecho, Sheinbaum manifestó: “Que nadie se burla de los mexicanos y las mexicanas...El pueblo de México tomó una decisión (...) sería bueno que la Escuela de Harvard hiciera una investigación sobre la corrupción en el Poder Judicial mexicano”. Le precisaron que la burla fue a los requisitos, y continuó: “Sí, vamos a dar ejemplo al mundo con la reforma al Poder Judicial, estoy segura…”.
Y, sí, convendría que se registraran corrupción, nepotismo, influyentismo, amiguismo y conflicto de intereses, pero también del Poder Ejecutivo (¿cuándo lo van a sanear?), seguramente no ocultarían a los clanes López Obrador, Monreal, Godoy, Alcalde, Batres, y tantos otros que gozan de protección y beneficios.
¿Cómo vamos a dar un buen ejemplo al mundo con la reforma judicial si ésta no garantiza, en forma alguna, el profesionalismo y la independencia de quienes resulten electos? Esta declaración puede terminar como aquella de que tendríamos un sistema de salud como el de Dinamarca, y tantas otras falsedades.
Y, lo que son las palabras. Dijo que nadie debía temer a esta reforma, “al contrario, lo que vamos a hacer es sanear el Poder Judicial, y no digo nosotros como Poder Ejecutivo, sino el pueblo de México; se va a sanear el Poder Judicial para fortalecer el Estado de derecho”.
O sea, que el Poder Ejecutivo que encabeza, no va a sanear al otro poder -como sostuvo-; no, así no -como intentó rectificar-, sino el pueblo de México; aunque sea mentira que se haya votado por esta reforma -como pretenden engañar-; y buena parte de ese pueblo no sepa de qué se trata y otra parte tampoco lo apruebe, como ha quedado demostrado.
El presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, refiriéndose a López Obrador, expresó: “esta iniciativa de reforma constitucional al Poder Judicial es una venganza, una genialidad”.¿Ejemplo para el mundo?, ¿de qué ejemplo se está hablando?