Las alergias son toda una aventura, pregúntenme a mí que me ha pasado en varias ocasiones. Viajar, sin duda, puede ser una de las experiencias más enriquecedoras, pero al descubrir nuevos lugares, culturas y estilos de vida, puede convertirse en toda una odisea, pues para quienes sufrimos de alergias o somos susceptibles a algunos alimentos, planificar un viaje puede ser un gran reto, especialmente si se tiene que enfrentar a cambios de clima, gastronomía, o estar en contacto con diferentes tipos de polen, ácaros, animales o sustancias que pueden desencadenar brotes.
Durante un viaje, el riesgo de entrar en contacto con nuevos alérgenos aumenta, y las condiciones de cada destino pueden potenciar o desencadenar los síntomas de manera inesperada. Si viajas a un lugar donde la flora es diferente a la de tu hogar, el polen que circula en el aire podría ser un alérgeno desconocido. Además, algunas personas pueden experimentar alergias estacionales que empeoran dependiendo de la temporada, como la primavera o el otoño. Y aquí viene lo bueno, con respecto a la comida y bebida: Las alergias alimentarias son una de las preocupaciones más comunes durante los viajes. La exposición a alimentos nuevos o preparados con ingredientes desconocidos puede causar reacciones graves. Otro punto importante que debemos tomar en cuenta son las condiciones del alojamiento que elijamos: Los hoteles o sitios de renta pueden estar llenos de ácaros, moho o polvo, lo cual podría provocar síntomas como estornudos, picazón en los ojos o congestión nasal. Pero después de todo este embrollo que incluso nos pudiera causar comezón, ¿cómo podemos prepararnos para viajar con alergias? Aunque puede que sea desafiante, una buena preparación puede hacer que la experiencia sea mucho más cómoda. Es importante que antes de viajar, investigues el destino: Conocer los alérgenos comunes en el lugar al que vas es clave. Investiga si hay ciertos tipos de polen o alimentos que puedan ser problemáticos. También es útil conocer los servicios médicos cercanos en caso de necesidad y, desde luego, visitar a tu médico previo a tomar tu vuelo, especialmente si tienes alergias graves, pues te ayudará a tener un plan en caso de una emergencia.
Prepara un kit incluyendo antihistamínicos, cremas para la piel e inhaladores. Si es necesario, y el médico lo indica, lleva autoinyectores de epinefrina, y cualquier otro medicamento que puedas necesitar. Si tienes alergias alimentarias, asegúrate de llevar algunos bocadillos seguros contigo. Al llegar a tu destino, informa siempre al restaurante o el personal del hotel sobre tus alergias para evitar accidentes. Si eres alérgico al polen o al moho, trata de evitar las zonas donde estos puedan estar más presentes. Asegúrate de que tu alojamiento esté limpio y libre de polvo. Si viajas en avión, tren o autobús, lleva toallitas húmedas para limpiar tus manos y objetos personales. Al llegar a tu destino, ventila bien la habitación y usa fundas antiácaros si es necesario. Y yo aumentaría que lleves repelente, pues para algunos, como a mí, los piquetes de mosco pueden ser mortales. Y si eres alérgico a alguna mascota que vaya en la cabina del avión, es importante que avises a la tripulación para que al menos te alejen un poco.
Queridos lectores, aunque las alergias y los viajes no siempre se llevan bien, con la preparación adecuada, es completamente posible disfrutar sin que se arruiné la experiencia.
*Periodista y conductora
Premio Internacional de Periodismo Turístico 2022
Otorgado por la OMPT
Instagram @NatividadSancheB