Los festejos de día de muertos comenzaron desde este 31 de octubre, días en que no solo se recorrieron los cementerios, sino también con pretexto de la noche de museos, - en su segunda edición- las familias y amigos aprovecharon para visitar las ofrendas con las que cada uno de los más de 30 recintos culturales en el estado, decidieron participar en esta fecha que llena de mucha creatividad, reflexión y nostalgia.

Es a través de calaveritas literarias y ofrendas que el arte mexicano brilla con su tan característico estilo con el grabado, ilustración y pintura a lo largo y ancho del país al representar a la muerte como personaje principal, como lo había propuesto José Guadalupe Posada, con sus imágenes costumbristas, folclóricas y llenas de crítica sociopolítica, mediante La Catrina, a finales del siglo pasado, Posada, dialogaba palmo a palmo con la parca y con más de 25 mil grabados se adueñó de nuestra tradición del Día de Muertos con este estilo mexicano que todos adoramos.

Homenajear a la muerte es el punto medular para que las familias puedan convivir con sus muertos, la luz anaranjada que ha sumergido estos días es parte de la tradición de nuestro país y en esta ocasión no fue la excepción. Las calles del centro de nuestro estado, se iluminaron a la luz de las velas, catrinas por doquier, hacen referencia con sátira que aún somos parte de este mundo, acompañados de música y buen ambiente en sus respectivas calles.

En la noche de museos, la gente se veía feliz recorriendo cada recinto cultural, amigos y familiares decidieron recorrer lo más que se podía para conocer las respectivas muestras de arte, que tenían preparados estos lugares. En algunos casos los espectadores fueron admirados por los altares que se ponían en las galerías, museos y centros de arte, en otros, únicamente por las exposiciones que se daban a conocer en ese día de fiesta, sin duda un buen acierto de fecha para darle apertura a la cultura mexicana.

Solo en México, el arte y la muerte caminan de la mano, dos realidades presentes desde la época prehispánica, siendo la parca la musa principal, es por ello que gente disfrazada fue común ver todos estos días, sin importar el frío de la noche, la atmósfera en todo momento fue cálida, no sabemos si fue por melancolía por recordar a los que ya se adelantaron en el camino, pero lo cierto es que estas tradiciones sirven de pretexto para recordar a nuestros difuntos y para ayudarles a llegar a su camino.

Anécdotas paranormales no faltaron por contar en estos días, sobretodo en recintos que tienen cientos de años de su construcción, algunos con tumbas en algún rincón y que suelen ser utilizados para contar anécdotas y leyendas urbanas que sirven para intrigar a los visitantes sobre las historias que se resguardan en estos lugares.

Algunos de los lugares que acompañan leyendas urbanas son el Museo de la Ciudad con la aparición de las monjas en su segundo piso, la Fundación Cultural Aldhebarán, donde se dice se sienten presencias de algunos infantes a la altura de donde se localiza el gran árbol que abraza al recinto, o como la que se vive en la Casa de la Zacatecana entre muchas otras.

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