Después de una intensa restauración, El Apolo de Belvedere forma parte nuevamente del “Patio de las Estatuas del Belvedere”, en el Vaticano. Julio II fue quien dio apertura a todos estos patios y el mismo papa que les dio entrada a trabajos a Miguel Ángel, durante el Renacimiento, así que no es de extrañar que en estos patios se le diera un espacio a esta escultura romana de mármol.
Esta famosa estatua de Apolo es una pieza hecha con mármol, la cual representa al dios griego Apolo. Forma parte del Museo Pío-Clementino, en el Vaticano, una de las unidades de los Museos Vaticanos, ubicada en la Ciudad del Vaticano.
La importancia de este dios griego era porque fue hermano mellizo de la diosa Artemisa, Apolo era considerado dios de la música, asociado con el arco, por eso el arco que tiene entre sus manos y la adivinación, es visto como mecenas de las artes y es visto como un dios poderoso como mismo sol, incluso se dice que este dios griego es posiblemente considerado como el más amado de todos los dioses, es por ello que esta figura representa al dios griego Apolo después de derrotar a la serpiente Pitón con un arco y una flecha.
Esta estatua fue redescubierta en el siglo XV y en 1509 el Vaticano la tenía entre sus patios, pero fue en 1511 que estuvo expuesta en el Patio de Belvedere, y se hace como referencia a nuestros tiempos al ser un ejemplo de una escultura clásica de la época.
En el 2019, después de haberle encontrado algunos desperfectos, se dieron a la tarea de realizar de manera minuciosa una restauración a esta pieza, mediante la inserción de un soporte trasero de fibra de carbono anclado a la base, la cual tuvo un costo aproximado de 280 mil dólares, es decir, 5 millones 600 mil pesos, aproximadamente.
Esta pieza mide 2.24 metros, es importante al ser una escultura romana emblemática del siglo II. Fueron cinco años de restauración, a cargo de un colectivo de ingenieros expertos en tecnología de punta, quienes incluyeron un sistema que consistía en no tocar, mover y desmontar la escultura, obteniéndose resultados extraordinarios, bajo la dirección del taller de restauración de Guy Devreux.
Si alguno pasa por los Museos Vaticanos, podrá admirar este trabajo, el cual tiene una versión que deja ver la belleza y el arte en un mismo lugar.
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