Continuando con alguno de los lugares que quise visitar con mi hija Sophie, estuvo el Vaticano, quería que no solo conociera los museos del Vaticano en la Ciudad del Vaticano, sino también la Basílica de San Pedro. Mi interés era que Sophie conociera el peso de su significado en la historia de la arquitectura y del arte. Además, quería que sintiera la emoción que sentimos todos la primera vez que visitamos el Vaticano.
Al llegar, vimos a unos guardias resguardando la Puerta Santa, por lo que entramos por otra puerta que nos dio acceso casi directo a la tumba de San Pedro. Allí, notamos cada detalle de la construcción, que comenzó por órdenes del emperador Constantino en el siglo IV, quien tenía una visión de un lugar especial para poder recordar así el cuerpo de San Pedro.
La construcción de la Basílica tardó más de 120 años en completarse. Donato Bramante, Rafael Sanzio, Sangallo, Miguel Ángel Buonarroti, Vignola, Della Porta, Carlo Maderno y Bernini, fueron los artistas que participaron en su construcción. La basílica cubre un área de 44 hectáreas y es una de las cuatro basílicas mayores de la Iglesia Católica.
Bramante, el primero en tomar el reto, se inspiró en el Panteón romano. La idea que más se concentra al día de hoy fue la de Miguel Ángel, y la parte alargada se le debe a Della Porta. Cada uno de estos artistas y arquitectos, dejaron su huella en cada detalle de la construcción. Ninguno de ellos la logró ver terminada, ya que a ninguno le alcanzó la vida para seguir trabajando en ella.
Estar dentro del recinto es un experiencia única, sin importar la religión. La basílica alberga un derroche de exquisitez en cada uno de sus muros, con una mezcla de temáticas de un artista a otro, creando un collage increíblemente asombroso.
Al fondo, en uno de los espacios de la Basílica, vimos la escultura de "La Pietà" de Miguel Ángel, que trata sobre el lamento de la Virgen por la muerte de Cristo. Es una obra hecha con mármol pulido, que muestra una asombrosa complejidad en su técnica y el compromiso que carga la virgen con su hijo. El tamaño del cuerpo de Cristo es mucho más pequeño en comparación al de la Virgen.
Miguel Ángel, logró a sus 24 años darle brillo y vida a este bloque de mármol de Carrara, mediante una composición excelsa, en la que enfatiza las cualidades de los personajes. María se ve más joven, viéndose representada como la virgen madre de su hijo muerto. Distorsionando las cosas un poco por la perspectiva, no sigue las reglas, lo que le valió ser mencionado como iniciador del manierismo.
Circula el rumor de que la obra podía no ser de su autoría, por lo que Miguel Ángel, al escuchar eso, firmó justo en la banda de María en latín "Michael Angelus Bonarotus Florentinus Facieba", con lo que quedó claro que él era el autor de esta magnífica pieza que podemos encontrar en una de las naves que dan a una de las grandes puertas de la Basílica.
Otra de las cosas que llamaron nuestra atención sobre la Basílica es que no se puede acceder a las cartas papales o a los llamados "Archivos Secretos Vaticanos", que ahora, por orden del Papa Francisco desde 2019, se llaman "Archivos Apostólicos Vaticanos", para que no se escuche tan "secreto" y que al final se excusaron diciendo que se debía a que estos archivos pueden ser leídos únicamente por investigadores intelectuales, es decir, no para todo el público en general.
Sin embargo, ahora que el recinto ha sido reabierto el pasado 24 de diciembre por el Papa Francisco, marca el inicio del Jubileo Ordinario de 2025, el cual se celebra en Roma desde el año 1300 por orden del Papa Bonifacio VIII, quién, por tradición judía, se heredó a la tradición cristiana, para invitar a las peregrinaciones a Roma, con el fin de tomarlo como un tiempo de gracia y renovación para la Iglesia Católica para empezar desde cero y poder perdonar. Al día de hoy este jubileo se realiza cada 25 años y será celebrado hasta el 6 de enero de 2026, por lo que muchos de los monumentos que fueron cerrados, terminarán por reabrirse al 90 por ciento de totalidad para el primer semestre del 2025.
