En el Museo Federico Silva, ubicado en el corazón del Centro Histórico de San Luis Potosí, tuve el placer de acompañar al artista Rubén Maya en su primera muestra escultórica del año. Su proyecto Transmutaciones del Psico-Ser Creativo es una experiencia inmersiva que invita a los espectadores a transitar entre dos atmósferas llenas de misticismo y dualidad humana. La muestra está compuesta por ocho instalaciones divididas en dos secciones, una por luces y la otra por sombras. En cada instalación existe una serie de personajes tridimensionales que conducen al espectador a sentirse identificado a través de un espejo introspectivo. Esta experiencia estética y emocional nos permite contraponer la dualidad humana.

El Museo Federico Silva ha sido el testigo perfecto para esta instalación, que busca que cada uno de nosotros logremos emerger de modo metamórfico en cada una de las esculturas tridimensionales. La contemplación estética de las resinas policromadas se convierten en una interrelación entre el espejo intra-psíquico de cada personaje y la experiencia del propio espectador al lograr conectar con alguno de los personajes presentados en las esculturas. La coherencia discursiva de esta muestra se realiza a manera de introspectiva, con personajes que vienen del 2003 al 2024. Las sombras psíquicas que se obtienen a través de la contemplación de actos figurativos nos llevan a reflexionar sobre nuestra propia humanidad y realidad que a veces no somos capaces de ser conscientes de percibir, pero que gracias a esta exposición que el artista Maya nos presenta, podemos ver y lograr entender mediante las esculturas de los niños contorsionados, o las estructuras de piernas como si estas fueran el ordenador de una cabeza, es decir, se percibe a la mente como un todo, sobre lo demás, dando a entender que la psique es quien mueve al mundo y el resto del cuerpo es mero accesorio. Es decir, Transmutaciones del Psico-Ser Creativo es una invitación a reflexionar sobre nuestra propia identidad y nuestro lugar de pertenencia en el mundo. La experiencia inmersiva que ofrece Rubén Maya es una oportunidad única para conectar con nuestra propia humanidad y para explorar las profundidades de nuestra psique en lo individual. La muestra es un claro testimonio de cómo el poder del arte no solo transforma, sino que también sana aquello que no logramos conectar debido al nivel de conciencia con el que cada individuo la observe, ya sea por un exceso o una falta de percepción. No todas las personas podrán conectar con su luz y su sombra, pero el propósito de Maya es que cada espectador viva una experiencia en la que se sienta visto y contemplado dentro de alguno de los planos figurativos que la obra presenta.

A través de sus personajes, la exposición nos ofrece distintas interpretaciones de la humanidad como una serie de mutaciones simbólicas. Por ejemplo, cuando la cabeza es de mujer y el cuerpo y la mano guían la acción, se plantea la idea de que el mundo puede ser gobernado desde la sensibilidad.

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