¿Te imaginas tener en tu casa un cuadro que nadie más desee tener? Una obra única, provocadora y desafiante que despierte un sinfín de emociones en quien la contempla. Pues bien, Juan Pablo Valderrama, mejor conocido como Jumba, nos presentó esta semana en la Fundación Cultural Aldebarán, su primera exposición del año, titulada “Non Grato”.
En esta muestra, Jumba nos sumerge en un universo de contrastes a través de 12 piezas que no solo capturan la esencia de su visión artística, sino que también nos permite apreciar un discurso visual cargado de simbolismo, emoción y profundidad. Cada una de sus obras refleja una estética poderosa, enmarcada dentro del Barroco Contemporáneo, un estilo que cobra cada vez más fuerza en nuestro estado y en el panorama artístico actual.
Su obra se distingue por composiciones dramáticas, donde las luces y sombras juegan con lo místico y lo tangible, generando una atmósfera envolvente que atrapa la mirada del espectador. Sus figuras, sus gestos intensos y la meticulosa aplicación del claroscuro evocan a los grandes maestros del pasado, pero con una reinterpretación moderna que desafía la estética convencional. Jumba logra transmitir un lenguaje pictórico único, en el que la emoción y la introspección son elementos fundamentales.
El talento de Jumba no pasó desapercibido, y su exposición logró reunir a una audiencia distinguida, conformada por reconocidos artistas plásticos, críticos de arte, colegas y amigos apasionados por el arte, todos ellos atraídos por la intensidad y profundidad de su obra. La velada no solo fue una exhibición de talento, sino también un punto de encuentro y de despedida antes de partir a la Escuela de Odd Nerdrum.
Entre los asistentes destacó la presencia del maestro Santiago Carbonell, una de las figuras más influyentes del realismo contemporáneo en México, cuya mirada crítica y experiencia enriquecieron aún más la conversación en torno a la obra de Jumba. También se contó con la participación de Raúl Campos, artista y mentor que ha acompañado el crecimiento del joven pintor, así como de Daniel Seis, otro de los grandes exponentes del arte y uno de los mejores amigos del joven artista.
La noche se tornó aún más especial con la presencia de Sergio Rivera, crítico de arte y actual director de la Facultad de Artes, cuya presencia aportó una visión analítica y enriquecedora al evento. Su mirada experta permitió un diálogo profundo sobre la obra de Jumba y la manera en que su propuesta se inserta en el contexto del arte contemporáneo en México, Andrea Avendaño, distinguida artista queretana y Roberto González, director y promotor de M108, y de artistas de la talla de Carbonell, así como de Paulina Aguado, reconocida gestora cultural, cuya labor ha sido fundamental en el desarrollo y difusión del talento local. Además, tuve el honor de estar presente, junto con muchos otros artistas y entusiastas del arte, quienes fuimos testigos de una velada única, en la que la creatividad, la emoción y el talento se fundieron en un ambiente de admiración y celebración sobre el impacto del Barroco Contemporáneo en la escena cultural queretana.
Dentro de la exposición, una de las piezas que más captó mi atención fue “Asfixia”, una obra que nos muestra a un hombre maduro, con el pecho desnudo, cuya mirada transmite una mezcla de piedad y arrepentimiento. Lo más impactante es la serpiente enredada en su cuello, un símbolo poderoso en la historia del arte. La serpiente puede representar la sabiduría oculta o el conocimiento prohibido, pero también puede asociarse con la transformación, el renacimiento y la renovación.
En la obra, la serpiente parece susurrarle algo al oído, lo que añade un matiz de misterio y de reflexión sobre el poder del conocimiento y sus consecuencias. Además, sobre su cabeza descansa un petirrojo, un ave con un fuerte simbolismo en el arte cristiano y europeo. En muchas representaciones, el petirrojo es un símbolo de sacrificio, compasión y redención, ya que, según la tradición, esta pequeña ave adquirió su característico pecho rojo al intentar aliviar el sufrimiento de Cristo en la cruz.
La combinación de estos elementos en “Asfixia” nos invita a una lectura profunda y abierta a la interpretación. ¿Es la serpiente un símbolo de la lucha interna del hombre contra su destino? ¿Es el petirrojo un recordatorio de que la redención es posible? Estas preguntas quedan en el aire, otorgando a la obra un magnetismo innegable.
Esta primera exhibición del año no solo marca un hito en la carrera de Jumba, sino que también nos invita a reflexionar sobre el impacto del arte en la sociedad, el papel del artista como narrador de su tiempo y la importancia de explorar nuevas corrientes visuales. Con “Non Grato”, Jumba, nos demuestra que el arte no siempre debe ser complaciente, sino que, en muchas ocasiones, debe retar, provocar y despertar en el espectador un diálogo interno que trascienda lo meramente estético.
Sin duda, este joven artista queretano seguirá consolidándose como una de las promesas más interesantes del arte contemporáneo en México, y esta exposición es solo el inicio de un año que promete grandes logros para su trayectoria, sobretodo ahora que está por irse a Noruega a la escuela de Odd Nerdrum.
Jumba no solo nos regaló una serie de obras excepcionales en la Fundación Aldhebarán, sino que nos recordó que el arte sigue siendo una de las formas más poderosas de expresión y transformación humana.
@nayelirosasb