El jueves pasado, el gobierno de Claudia Sheinbaum extraditó a 29 narcotraficantes a Estados Unidos (EU). No sólo es una cifra elevada en cuanto a las extradiciones en una sola exhibición se refiere, sino que dentro del grupo entregado a las autoridades estadounidenses, se encuentra el ampliamente conocido “narco de narcos”: Rafael Caro Quintero. ¿Por qué se efectuó esta operación y cómo se modifica la relación bilateral entre ambos países?

Desde Caro, “Los Zetas”, “Los Chapitos” y hasta el CJNG; ellos son los 29 narcos extraditados de México a EU. Foto: Especial
Desde Caro, “Los Zetas”, “Los Chapitos” y hasta el CJNG; ellos son los 29 narcos extraditados de México a EU. Foto: Especial

Las extradiciones son procesos que no todos los países aceptan realizar, a veces son largas y de cierta manera pueden leerse como acciones que atentan contra la soberanía de los Estados. Incluso aquellos que los efectúan, en ocasiones se muestran reluctantes a llevarlas a cabo. Sin embargo, cuando encontramos que un gobierno conduce una, se convierte en una noticia que trasciende fronteras, por ejemplo, en el caso de México y EU, dentro de las más afamadas, se encuentra la de Edgar Valdez Villarreal, bautizado como La Barbie por sus allegados; la de Dámaso Núñez, apodado como El Licenciado, o la del mundialmente conocido Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo.

Sin embargo, en esta ocasión estamos hablando de 29 extradiciones en una sola exhibición por parte de México a EU. Es un movimiento histórico que alegra a Washington en un contexto delicado de lucha contra el narcotráfico. La entrega de Caro Quintero finalmente a las autoridades estadounidenses permite cerrar de cierta manera un capítulo cuanto menos delicado en las operaciones de la Administración de Control de Drogas en territorio mexicano.

Y es que traer a la justicia del país de las barras y las estrellas al responsable central de la tortura y asesinato de Enrique Kiki Camarena, agente estadounidense encubierto que investigaba las operaciones del Cártel de Guadalajara en la década de los 80 en México, se leería como un triunfo político e institucional para Washington y uno personal para el presidente Donald Trump, en contraste con la incapacidad de las pasadas administraciones federales demócratas y también republicanas de hacerlo. Pero no es el único dividendo que la Casa Blanca logra de esta entrega mexicana.

El contexto en el que se realizan las extradiciones es crucial para las naciones divididas por el Río Bravo. EU no sólo recibe a Caro Quintero, sino a otros líderes narcotraficantes que son figuras de alto peso en la configuración criminal de narcóticos de su país vecino. En el marco de la designación de grupos narcotraficantes como grupos terroristas recientemente promulgada por el gobierno de Trump, la acción permite mostrar cómo la actual administración lucha eficientemente contra grupos delictivos y los lleva a la justicia.

Para México, por otro lado, ciertamente se puede ver como un gesto de buena voluntad para cooperar con su vecino del norte.

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