El protagonismo de Estados Unidos de América (EUA) continúa generando ecos en el globo. Sin embargo, si antes no había mucho de qué vanagloriarse, hoy en día, Washington tendría menos elementos para presumir su influencia y sobre todo liderazgo en el sistema internacional. ¿Cómo la administración presidencial ha desquebrajado la imagen de un socio relevante para decenas de países alrededor del mundo?
La victoria de Donald Trump en las urnas en noviembre pasado provocó una profunda preocupación para millones de personas en EUA, pero también en otras partes del planeta. Se preveía que su administración fuese tan radical que los cambios que prometió en su campaña presidencial se apreciarían a nivel nacional e internacional en cuestión de meses al paso de su gobierno.
En efecto, eso ha sucedido y no sólo se han efectuado en apenas escasas semanas de haber iniciado su segundo periodo presidencial, sino que la agresividad con la que ha empujado su agenda política ha mermado significativamente la confianza y el compañerismo depositado a los EUA por muchos de sus socios a lo largo y ancho del globo. Hoy, las acciones que emanan de Washington distan de lo que alguna vez predicaron sus antiguos líderes demócratas y republicanos, reconfigurando diversos asuntos en los que el país de las barras y las estrellas se mostraba como un protagonista de la libertad y protector de sus aliados.
Eran otros momentos. Quizá EUA nunca fue 100% el país que decía ser, pero al menos las relaciones que mostraba con muchos se conducían con cordialidad, diplomacia e institucionalidad necesarios. En contraste, el gobierno de Trump incomoda a muchos estados y a otros incluso les afecta significativamente. Resulta impensable que la Casa Blanca decida imponer aranceles a la segunda economía mundial, es decir, más allá de que rivalice, la guerra comercial en estas proporciones puede provocar severos daños a los mercados en el globo.
Pero resulta incluso más absurdo que EUA imponga aranceles a sus allegados más importantes, llámense México y Canadá, y que intente hacerlo también a la Unión Europea. ¿Por qué socavar a un aliado que además de aportar, ayuda a competir con los países y bloques comerciales que rivalizan con Occidente y el liderazgo estadounidense? No parece la mejor estrategia para una hegemonía que está a la baja al mismo tiempo que se registra el ascenso de otras potencias no occidentales en el panorama internacional.
En el mismo canal, Trump se ha empecinado a minimizar y eliminar la agenda política que protege a los grupos vulnerables, como individuos con orientación sexual diversa y afroamericanos, cuya protección había sido un triunfo de las movilizaciones sociales en todo el mundo. En este escenario se inserta el desmantelamiento de la agencia de cooperación internacional USAID.
@NielsRosasV (X)