No hay día que no llegue, ni fecha que no se cumpla. Por fin, luego de seis años, de nueva cuenta nos enfrentamos a unas elecciones que determinarán el futuro de México. Mucho se ha hablado de las candidaturas, especialmente durante la campaña electoral que recién acabó. ¿Qué apuntes finales se pueden externar en esta jornada democrática?
Hoy se celebran las elecciones más grandes de la historia de nuestro país, que incluyen una larga lista de puestos de elección popular. Empezando por los estados, como sabemos, la mayoría son gobernados por Morena, el partido dominante en la actual política mexicana. La mayoría de las entidades federativas que están en juego hoy son morenistas, por lo que son espacios cruciales de elección, pensando en un equilibrio de poderes para México.
Si bien hay algunos estados en los que aventaja el partido oficialista, como Chiapas, Puebla y Tabasco, hay otros en los que la competencia ha sido más cerrada y podría haber cambios de colores políticos en su gobierno, como es el caso de la CDMX, Morelos y Veracruz. Invariablemente, será esencial revisar de cerca las votaciones en estas entidades federativas y vigilar que se desarrollen de manera apropiada para conocer el verdadero deseo y elección de sus respectivas poblaciones.
Por otro lado, las votaciones del Senado y la Cámara de Diputados son también de la más alta relevancia. Recordemos que ambas cámaras construyen el Poder Legislativo, y sus legisladores aprueban las leyes con las que se rige el país. Así, una mayoría absoluta o calificada en el Congreso de la Unión en favor de la nueva Presidencia desequilibraría los poderes, permitiendo atender una agenda política establecida por el Poder Ejecutivo.
No debemos olvidar que la concentración de poder es problemática, ya que tal condición evita la negociación, el diálogo y la conversación con otros agentes, suprimiéndolos de la toma de decisiones. La democracia es de contrapesos, por lo que un Congreso más equilibrado no sólo permitiría mayor representación de los partidos políticos, sino que les exigiría involucrarse más entre todas las partes para dialogar y llegar a consensos.
Finalmente, quizá el apunte más relevante tiene que ver con la Presidencia de México. Mucho se habló de la carrera entre las tres candidaturas. Por una parte, se pensó que Jorge Álvarez Máynez, sin muchas probabilidades de ganar la contienda, terminaría por capitular, ya sea apoyando a una de las dos candidatas, o simplemente retirándose de la competencia. Pero no fue así. El emecista se quedó al final y, si bien no vencerá, sí triunfó al poner a Movimiento Ciudadano en la mira de muchas y muchos mexicanos, especialmente jóvenes. Esa es la verdadera ganancia del partido naranja.
Por otro lado, quienes se encuentran en la competencia final son Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez. Mientras que la primera contó con el apartado del gobierno federal y la ayuda del actual Presidente para promocionar su candidatura, la segunda apela a la clase media y a quienes han sido severamente afectados por temas medioambientales, económicos y de seguridad, principalmente en este sexenio. Las encuestas colocan a la morenista en primer lugar, pero en muchas ocasiones hemos visto cómo estas mediciones de la realidad social han sido erradas. La verdad la sabremos hoy en las casillas con el voto de la ciudadanía.