Las imágenes de los Juegos Olímpicos (JJOO) de París circulan en la actualidad por todo el mundo, en todo momento. Eventos prestigiosos de esta índole, con una convocatoria global, ciertamente nos llenan de emoción, pero también acaparan las miradas desde otros puntos de vista, permitiéndonos reflexionar en lo que cada país hace para conducir, proteger y llevar a sus atletas a competencias del más alto nivel internacional. ¿Qué podemos observar al respecto?

Los JJOO, una celebración que data de tiempos remotos de la Antigua Grecia, se aprecia como una competencia internacional que reúne simple y sencillamente a las y los mejores atletas del mundo. Al paso de los años, ha acaparado una mayor audiencia en más territorios alrededor del mundo, haciendo de este evento uno de los más esperados cada cuatro años. Razones para ello, hay de sobra.

Una de ellas tiene que ver con la plataforma que se genera para ejercicio político de los países. Es un espacio en el que tanto se ejerce, como se desarrolla la diplomacia deportiva, un instrumento progresivamente utilizado por los Estados para mejorar su imagen en el mundo y las relaciones con otros actores estatales e incluso no estatales. En muchas ocasiones, este tipo de diplomacia ha permitido acercar gobiernos con una limitada relación o confianza mutua, como es el caso de Corea del Norte y Corea del Sur, o de Rusia con los países de la Unión Europea, hace varios años.

Otra razón es que, en lo que va de la contienda deportiva, hemos encontrado múltiples actuaciones asombrosas, así como historias inspiradoras de atletas que se han esforzado, no sólo en sus participaciones en el marco de este magno evento deportivo mundial, sino en sus entrenamientos de años atrás que les han preparado y moldeado su desempeño actual. El resultado se puede mostrar en el medallero olímpico, dando cuenta de en qué países hay más atletas galardonados.

Competir en este evento es, en primera instancia, un triunfo para toda una nación. Para México, las medallas que se obtengan y la misma imagen de ver a atletas mexicanas y mexicanos compitiendo con similares de otros países es causa de orgullo que nos motiva a seguir ser mejores en nuestro día a día. Pero, de la misma manera, los JJOO nos permiten apreciar el grado de involucramiento que tienen los Estados participantes en el desarrollo, impulso, protección y apoyo hacia sus atletas.

México no es un país que figure en los primeros puestos del medallero olímpico, a pesar de que cada cuatro años, quienes participan, entregan su sudor y mayor esfuerzo en las contiendas. Quizá haya varias razones que lleven a ese escenario, pero no hay que olvidar que la medular tiene que ver con el apoyo, seguimiento, protección, etc., que el Estado le otorga a las y los atletas.

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