Los movimientos de cara a las elecciones presidenciales de 2024 se han vuelto más relevantes y numerosos. Tanto los precandidatos de Morena, como los de oposición, han apelado al público para que los conozcan y los apoyen en esta carrera electoral que se ha convertido en la más importante de México. Hay mucho en juego, no sólo el asiento de la silla presidencial. ¿Podremos, como ciudadanía, estar a la altura de lo que representan estos comicios y de la trascendencia del evento? ¿Estamos listos?
Desde hace unas semanas comenzó la gira de precandidatos de Morena a la presidencia de México. Si bien, desde que inició el sexenio de Andrés Manuel López Obrador se configuró una lista extensa de posibles políticos presidenciales, al paso de los años se ha encogido de tal suerte a centrar la competencia en cuatro personajes. Mucho se ha dicho de este cuarteto de Morena, y a pesar de que cada uno de ellos ha realizado sus mítines, reuniones y demás eventos con la población, se estima que sólo dos tengan más probabilidades de poder convertirse en la opción morenista que aparezca en la boleta presidencial.
Para el caso de la oposición, si bien hay una persona que se nota que ha acaparado mayor atención y apoyo desde su anuncio como contendiente a la candidatura presidencial, aún continúa la pugna por quedarse con el espacio en la boleta del siguiente año. No parece que haya muchas opciones que de verdad puedan superar a la precandidata que ha estado en boca de todos, por lo que ella se perfila como la política que competirá contra Morena en 2024.
Todavía falta tiempo para conocer la lista final de candidatos a la presidencia. Seguirá habiendo mítines, reuniones, entrevistas y diálogo con los precandidatos, pero también negociaciones entre ellos y sus respectivos partidos. Como ciudadanía, tendríamos poca injerencia en ello, puesto que se trata de acuerdos entre militantes y políticos
En cambio, nos toca, en mayor medida, conocer las propuestas de los posibles candidatos, comprender sus intenciones mencionadas y también aquellas que se mantienen sin esclarecer. Mucho está en juego, no es sólo la presidencia, sino el proyecto y el diseño de la nación, sus instituciones, prácticas y manera de gobernar. Es ineludible la necesidad de votar con responsabilidad ante un evento coyuntural.
De esta manera, una de las preguntas que debemos hacernos es si la democracia en nuestro México es lo suficientemente sólida y estable como para un acto de esta dimensión. Se ha dicho en una variedad de ocasiones que nuestra democracia “está en pañales” y que ni el sistema político, ni la ciudadanía están a la altura del escenario que deberíamos tener como país.
No todo del cambio que se requiere lo vamos a poder hacer nosotros como ciudadanos, pero de lo que sí podemos, en eso debemos enfocar nuestro actuar, empezando por la participación en las elecciones del siguiente año, incluyendo las de la presidencia del país. La decisión está en cada uno y una, está claro, pero para transformar verdaderamente a México no se necesita de un eslogan de campaña y de gobierno, sino de acciones concretas.
La prueba está en 2024, ¿estamos listos?