La nueva Presidencia de México tomará protesta este 1 de octubre, como se anunció tiempo atrás. Se trata de un momento icónico para la política, la democracia y la sociedad mexicanas, ya que por primera vez tendremos a una mujer liderando nuestra nación. Mucho se ha comentado acerca del nuevo gobierno, y aunque muchas cosas han sido tomadas en cuenta, otras llenan de incertidumbre a muchas personas. ¿Qué dudas se depositan en el próximo gobierno presidencial?

La victoria de Claudia Sheinbaum en las urnas fue un golpe de autoridad para la política en México. Había pasado mucho tiempo desde que una candidatura presidencial ganara por un margen tan amplio en las elecciones, situación que es —o debería ser— abrumante para la oposición en el país. De esta manera, el gobierno que encabezará la morenista goza de gran legitimidad electoral y de un poder político incluso mayor que el del actual mandatario Andrés Manuel López Obrador.

A pesar del poder que ostentará Sheinbaum, lo que supondría que tendría la facilidad de hacer y deshacer de manera fácil en su gobierno, lo cierto es que existen varias incógnitas en torno a lo que podría ser su administración, comenzando con su verdadero poder. Esto quizá no preocupe demasiado a la militancia morenista, pero desde fuera es un punto que habría que analizar para tener un panorama del escenario en el país.

Una de las incertidumbres que se desprenden del nuevo gobierno tiene que ver con el poder que tendrá la próxima Presidenta en ambas cámaras: la de senadores y la de diputados. Cuando ganó López Obrador, también muchos morenistas ocuparon escaños en los dos espacios, lo que nos llevó a pensar que podrían generarse cambios significativos en las leyes de México, pero no fue así. Ahora, con las elecciones recientes, Sheinbaum cuenta con un respaldo elevado en el Poder Legislativo, pero queda la duda de si podrá llevar a cabo las modificaciones que alguna vez propuso el actual mandatario, como la famosa reforma de impuestos a los más ricos, que nunca se concretó.

Otra incógnita tiene que ver con la política exterior. Ciertamente, esta es un área de enorme importancia para cualquier país, sin importar su tamaño, ambición o peso en el sistema internacional. A pesar de ello, ha sido sumamente descuidada durante la presente administración federal por parte de la misma Presidencia, que en sexenios pasados solía participar en eventos alrededor del mundo representando a México.

AMLO desestimó gravemente la política exterior, el protocolo y la diplomacia del país, participando en muy pocas visitas, reuniones o eventos en el globo y, en cambio, enviando a su secretario de Relaciones Exteriores. La duda ahora es si Sheinbaum continuará con ese paso errado o si tomará las riendas de la situación como se debe, tomando nuestra política exterior con la importancia necesaria para un país del calibre de México, por un lado.

Por el otro, también existe la incertidumbre de si la política exterior se empleará con rectitud y apegado a los principios, las normas y las doctrinas que la han regido de manera longeva, o si obedecerá a caprichos y a posiciones meramente ocurrentes como se ha mostrado en múltiples ocasiones en la actual administración federal. Esto ya nos costó un incidente delicado con un país amigo, no hay necesidad de otro caso.

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