Del 18 al 19 de noviembre se celebró la decimonovena cumbre del Grupo de los 20, o G20, que incorpora a la veintena de economías más influyentes del globo. En este selecto conglomerado de países se incluye a México, una de las naciones con mayor avance económico en los últimos años. ¿Qué impacto tiene este evento para nuestro país?
El G20 es uno de los grupos más importantes de la actualidad en el mundo por muchas razones. Una característica distintiva es que logra integrar a países considerados desarrollados y países en vías de desarrollo, muchos de ellos identificados como emergentes, lo que significa que han alcanzado un desarrollo económico acelerado y constante en los últimos años.
México, de hecho, al igual que Brasil, Indonesia, Turquía y Sudáfrica, por mencionar algunos, es un ejemplo de estos últimos, es una potencia emergente, ya que goza de varias características económicas, poblacionales y de infraestructura que le permiten proyectarse como una nación con un futuro promisorio. La proyección para la economía mexicana es que llegará a la séptima posición a nivel global para 2050, un escaño nada despreciable si se toma en cuenta que muchos de los Estados que hoy en día se encuentran en el top 10 son altamente industrializados.
Actualmente, nuestro país goza de una posición económica notable en el escenario internacional. Hace un par de años, México era la decimoquinta economía mundial, y hoy por hoy es la decimosegunda, superando a Estados fuertes e industrializados como Australia, Corea del Sur y España. Es parte de un selecto grupo que influye en el comercio y la economía mundial, de ahí que sea, sin lugar a duda, relevante su participación en cumbres como la del G20.
En el pasado sexenio, el Presidente de México abandonó totalmente la representación mexicana al exterior, delegándola casi en todos los casos a secretarios. Si bien, nuestro país participaba en foros internacionales, su impacto no era el mismo, puesto que quien acudía no era el representante máximo del Estado mexicano. Tal escenario era problemático, sobre todo considerando que dejaba un mal precedente de interés institucional en los asuntos internacionales, y además obstaculizaba la toma de decisiones, ya que los secretarios en muchas ocasiones no pueden decidir en temas sensibles que pueden surgir en las cumbres.
Ahora hemos presenciado la participación de la nueva presidenta de nuestro país, Claudia Sheinbaum, en el G20, rodeándose de líderes influyentes del globo, lo que brinda una imagen de cercanía en las decisiones que impactan en el mundo. Este es el lugar que debe tomar el país. México tiene peso en el globo, es un hecho, por ello la política del pasado sexenio que enunciaba que “la mejor política exterior, es la interior”, no sólo era una aberración, sino que mermaba y echaba para atrás los esfuerzos mexicanos de posicionarse mejor en la comunidad internacional.
Así, la participación de Sheinbaum en el G20 puede ilustrar el comienzo de la reactivación de la política exterior mexicana, un asunto de la más alta relevancia para una nación que, por su progreso económico principalmente, se ha convertido en un pilar en el globo. Sin duda, era uno de los cambios necesarios con respecto a la pasada administración federal.