Desde hace un tiempo a la fecha se ha hablado mucho acerca de la sustitución en el liderazgo del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a nivel nacional. Sin duda es un tema que acapara las miradas no sólo por la historia y peso del partido en la política del país, sino porque ahora continúa siendo pieza importante de las fuerzas de oposición. ¿Qué pasará con la presidencia del partido? ¿Habrá cambio o continuación?

Recién se ha dado a conocer la convocatoria para participar en la contienda interna para elegir la dirigencia del PRI. Hoy en día, la presidencia del partido tricolor recae en Alejandro (Alito) Moreno, quien ha sido ampliamente criticado por sus declaraciones, acciones y desempeño en los últimos años, y más en la última docena de meses de cara a las elecciones presidenciales del pasado 2 de junio.

Esa es una de las principales razones por las que la militancia del partido tricolor ha condenado a Moreno. Fue una muy mala organización, negociación y planeamiento de operación por parte de los dirigentes nacionales de los partidos que conformaron la coalición Frente Amplio por México desde que se originó. Lo anterior es reconocido por muchos; sin embargo, quizá la que dejó a deber más fue la del PRI en general.

Desde antes de 2018, pero sobre todo tras la llegada de Morena a la Presidencia del país, el PRI comenzó su caída a nivel nacional. Poco a poco, las gubernaturas fueron cambiando de color verde fuerte a guinda. Aquel priismo sólido e imponente que conocimos años y décadas atrás se fue disipando en el ambiente político y electoral a medida que comicios a lo largo y ancho de la República mexicana se celebraban. Hoy por hoy, el tricolor ha caído en su popularidad, apoyo ciudadano y en representación en México.

Si bien, el Frente Amplio por México logró mejorar en las elecciones de 2021 la posición de sus partidos que la conforman, entre ellos el PRI, las subsecuentes votaciones fueron un terror para el partido tricolor, empezando por la de la gubernatura del Estado de México en 2023, que perdió a manos de Morena. Con fortuna, pudo retener la de Coahuila en ese mismo año, pero otras, como la de Hidalgo, Oaxaca y Sinaloa las perdió en los últimos años.

En este panorama, mientras que el PRI ha dejado escapar gubernaturas y mayorías en congresos locales, otros partidos de oposición como el Partido Acción Nacional y Movimiento Ciudadano han mantenido e incluso aumentado en algunos casos su presencia en el país. De esta manera, algunos partidos, a pesar de la recién dominación progresiva de Morena, siguen en la lucha en México.

Eso ha sido un golpe duro para el priismo, que poco a poco se ha desplazado de segunda a cuarta fuerza de oposición. Si la tendencia continúa en los siguientes años, es probable que el PRI sufra el mismo destino que el Partido de la Revolución Democrática, que primero aminoró su presencia en congresos locales y en ambas cámaras federales, perdió su último bastión estatal, y ahora ha sido borrado del registro federal.

La reelección como dirigente del PRI es algo que busca Alito Moreno, pero su desempeño como líder priista claramente no ha sido el mejor para afrontar los retos del partido tricolor. Aun así, él busca su permanencia. ¿Qué será más importante para él: su reelección o ceder su lugar para que alguien más pueda intentar la supervivencia del partido?

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