Las elecciones por las que atravesó México nos han brindado una enorme cantidad de temas para dialogar y analizar. En el caso concreto de la victoria de Morena, podemos identificar múltiples razones que ilustran su triunfo, algunas ya abordadas pasadas ediciones de esta columna, sin embargo, hay una por atender: los partidos políticos. ¿Qué rol fungieron los partidos en el resultado de este proceso electoral?

En la política mexicana, como sucede en muchos países, la participación de las personas en las elecciones se puede efectuar a través de la figura independiente. No obstante, resulta muy complicado poder vencer en comicios cuando no hay un respaldo electoral y político detrás, como el que normalmente ostentan los partidos políticos. Esto no quiere decir que quien participe con una candidatura independiente pierda en un 100% de las oportunidades, pero su conversión de victorias es de cierta manera limitada.

En este contexto, los partidos políticos son los actores preponderantes de la política y los procesos electorales en los países. Al menos así es en el caso de México. El sistema multipartidista, que se ha desarrollado década tras década, ha permitido a la ciudadanía revisar múltiples propuestas, visiones y proyectos, apegándose a aquellos a los que se sienten más identificados y representados como individuos de un colectivo determinado.

En la actualidad, podemos clasificar a los partidos políticos con base en su ideología, pero quizá más interesante sea hacerlo “por su edad”. En un lado hay partidos tradicionales o más longevos, como el PAN, PRI y PRD; en el otro, hay unos más jóvenes o de reciente creación, como Morena y MC. Por varias razones, el apoyo electoral hacia los primeros ha caído en los últimos años, mientras que el respaldo en las urnas hacia los segundos ha crecido en las últimas elecciones, sobre todo en estas del 2 de junio.

Como se mencionó, hay muchas razones por las que esto puede estar sucediendo, como por afinidad de ideas, proyectos o confianza en las candidaturas que registraron. Sin embargo, para el primer grupo de partidos, es interesante poner sobre la mesa la oportunidad de pensar en su renovación de ideas, imagen e incluso de militancia como una posible solución ante su falta de apoyo electoral.

Una de las razones por las que Morena y MC han triunfado, de diferente manera, en estos comicios recientes tiene que ver con el hecho de que materializan una alternativa para el electorado con respecto a los partidos tradicionales o longevos que han gobernado a México, y que han estado envueltos en escándalos de corrupción, impunidad y demás errores. Es cierto que las propuestas morenistas y emecistas pueden ser interesantes para la población, pero es cierto también que al ser de relativa reciente creación son marcas políticas nuevas y novedosas para muchos, por lo que es más fácil para el elector considerar en entregarle su apoyo a estas opciones que a lo que ya vio que presentó deficiencias en el pasado.

Para revitalizar la política en el país una opción sería la conformación de nuevos partidos que promuevan ideas más frescas y actualizadas, mostrar una imagen diferente y que integren nuevos rostros y perfiles, sobre todo de la sociedad civil. Esto les ha funcionado a algunos grupos, quizá sea algo de lo que los partidos tradicionales o longevos podrían tomar nota.

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