Las elecciones en Estados Unidos (EU) cobran mayor importancia a medida que se acerca el día de la votación. Es un evento que trasciende fronteras, puesto que se trata de los comicios de la aún hegemonía mundial. Así, el resultado de las votaciones genera un impacto al interior del país, pero también al exterior, ya que muchas relaciones con otros estados podrían modificarse, incluyendo la de México. ¿Cómo podría encaminarse esta nueva interacción?

La administración de Andrés Manuel López Obrador ha experimentado conducir la relación de México con EU estando Donald Trump en la Casa Blanca, es decir, un republicano, y no cualquiera, sino uno del ala más dura del partido. Pero también, el mandatario mexicano ha tenido la oportunidad de interactuar con un gobierno demócrata, de la mano de Joe Biden. Con ambos ha intentado colaborar, aunque ciertamente podemos identificar momentos álgidos en la interacción con ambos.

Con Trump, López Obrador intentó ser cauteloso y no confrontarlo. El perfil bajo del gobierno mexicano de cierta manera permitió que las tensiones con Washington no escalaran en momentos delicados, que hubo muchos, dicho sea de paso. Con Biden, por el otro lado, la relación pareció un poco más abierta, cercana y colaborativa. No obstante, hay que recordar que también se presentaron algunos episodios de desentendimiento, disensos y de preocupación.

De esta manera, podemos hacer un balance de las ventajas y desventajas que podría tener la próxima presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en la relación que encamine con la nueva presidencia en EU. Su mentor, López Obrador, no tenía una mala relación con Trump, a pesar de las múltiples declaraciones infames y discriminantes que realizó antes y durante su administración presidencial. Sin embargo, eso no significa que la nueva mandataria siga la misma dinámica en caso de que venza el republicano en las elecciones.

En este contexto, si Kamala Harris, que se perfila como candidata demócrata por la presidencia de EU, logra ganar en los comicios del 5 de noviembre, quizá la relación que tenga el nuevo gobierno estadounidense sea de mayor cercanía. Una de las razones de lo anterior es la mayor cercanía de políticas que tendrían ambos gobiernos, considerando que oficialmente son progresistas. Así, la interacción entre la Ciudad de México y Washington quizá pueda recuperarse a niveles de apoyo mutuo que manifestaban hace unos años.

Por otro lado, si las votaciones favorecen a Harris, se convertiría en la primera presidenta de EU, mismo caso para Sheinbaum con México. Sería la primera vez que ambos países tuviesen lideresas, y de manera simultánea. Es probable que, en este escenario, las dos puedan generar una mancuerna exitosa de apoyo y respaldo para los objetivos mutuos.

Todo puede pasar en las elecciones del 5 de noviembre, pero haciendo un balance, si gana Trump, se prevé un caos democrático en EU que, invariablemente, impactaría en sus relaciones con otros estados. México no sería la excepción y es probable que la relación se agrave aún más que en el primer periodo presidencial del exmandatario republicano. Por ende, la opción es fácil para Sheinbaum: el apoyo hacia Harris debe ser primordial para una mejor relación bilateral con el vecino del norte.

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