Tras varios meses de incertidumbre, la oposición ha elegido su candidatura para la Presidencia de la República en las elecciones de 2024. Será Xóchitl Gálvez quien abanderará la causa del Frente Amplio por México en lo que serán los comicios más importantes de nuestra historia. ¿Qué implicaciones presenta esta situación para la política?

Luego de que Santiago Creel anunciara que abandonaría la contienda interna del Frente Amplio por México para obtener la candidatura de la oposición, la política de México centró su atención en dos rostros conocidos: Gálvez, del PAN, y Beatriz Paredes, del PRI. Ambas son figuras políticas de amplio recorrido y con una considerable base de apoyo de los militantes de sus respectivos partidos políticos.

Muchos analistas debatían entra la pertinencia de que Paredes o Gálvez fuesen las elegidas para la candidatura del Frente Amplio por México. Había opiniones divididas en el debate público, señalando las mejores características de las dos y enfatizando en qué eran mejores que su contrincante. Al final, la misma base de la oposición política decidió otorgar su apoyo a la panista, una decisión que se veía venir por múltiples cuestiones, a pesar del amplio recorrido de la priísta.

El principal propósito del Frente Amplio por México es vencer a Morena en la contienda más relevante y central de la política mexicana: las elecciones presidenciales. Sin embargo, la duda es si podrá hacerlo. Al paso de los meses, esta coalición de oposición se ha ido nutriendo de figuras políticas y ha intentado generar una unidad entre las facciones para competir en bloque contra el partido oficialista, que, dicho sea de paso, ha acumulado mucho poder e influencia en el país desde hace un lustro.

Es por ello que la elección de la oposición debía ser estratégica en cuanto a qué figura política seleccionar para su candidatura presidencial. Era evidente que Creel era el menos fuerte de los tres finalistas, quizá no políticamente hablando, puesto que su recorrido en el PAN es reconocido de manera amplia; sino en el ámbito electoral, ya que se le notaba un bajo impacto positivo en el público. El diputado federal no movilizaba a las masas y, en cambio, existía un rechazo común contra su persona, sobre todo por sus comentarios en los recientes meses que no fueron bien recibidos, por lo que optar por él no era una opción para competir con Morena.

Paredes, en cambio, parecía tener más empuje político y popular. En efecto, su militancia en el Revolucionario Institucional le otorgaba gran sustento por la estructura del partido tricolor. Además, su trayectoria, su posición como mujer y las causas por las que ha luchado también fueron cruciales.

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