La relación bilateral entre México y Estados Unidos de América (EUA) vuelve a entrar en tensiones tras las declaraciones recientes del presidente electo, Donald Trump, al haber señalado que establecería aranceles para nuestro país. Ante tal situación, la mandataria mexicana, Claudia Sheinbaum, ha entablado un diálogo con su similar estadounidense y, según los reportes, han llegado a un acuerdo. ¿Qué implicaciones tendría este arreglo?
Durante la campaña presidencial, Trump señaló como necesario replantear la política económica de EUA, puesto que no favorecía a los intereses estadounidenses. Así, el establecimiento de aranceles sería una de las opciones para ir reconfigurando la dinámica comercial del país de las barras y las estrellas. El objetivo del entonces candidato presidencial republicano sería recuperar las riendas del mercado en la unión americana y poco a poco fortalecer la economía de su nación que, a sus ojos, se encontraba deplorable bajo la administración demócrata de Joe Biden.
Para “hacer grande a EUA de nuevo”, la estrategia de Trump era imponer aranceles del 10% a los países con los que comercia, que dicho sea de paso, es una enorme cantidad de estados en el globo; y así intentar disuadir el consumo de productos de empresas del extranjero e incentivar, consecuentemente, el dirigido hacia las empresas estadounidenses. Como primer punto, ojalá que fuera así de fácil, que con una acción sencilla y unidireccional fuese suficiente para que un país con tantas interacciones comerciales y una población altamente consumidora pudiese modificar de un momento a otro su interés de consumo de lo extranjero a lo nacional, y así conseguir el efecto deseado del presidente electo.
No es ninguna sorpresa que Trump emita declaraciones controversiales. En este momento está haciendo política sin ser todavía presidente en funciones, pero aún así genera eco internacional. Es claro que él le habla a su electorado, de ahí que su declaración de imponer aranceles a sus socios comerciales más importantes, llámense México, Canadá y China, haya cobrado forma en los días recientes, cuando amenazó con establecer impuestos del 25% para el caso mexicano y canadiense.
Inicialmente, la reacción de Sheinbaum fue categórica, indicando que México respondería de la misma manera hacia EUA, puesto que somos un país soberano y nadie nos debe intimidar. Parecía un movimiento digno y que brindaba la sensación de que el nuevo Gobierno Federal no negociaría con amenazas de por medio. Pero duró muy poco ese panorama. Tras una llamada telefónica, parece que las autoridades mexicanas han rechazado cerrar la frontera sur del país, pero habrían accedido a incrementar la seguridad y reducir el flujo de migrantes latinoamericanos con tal de evitar los aranceles de la Casa Blanca en 2025.
Se trata de la misma estrategia que Trump empleó hacia nuestro país cuando fue presidente hace unos años, pero también de la misma reacción por parte del gobierno mexicano. De nada sirve responder defendiendo al país si procederemos al final con acciones, en este caso de política migratoria, condicionadas por Washington. Hay que ir repensando la relación bilateral con EUA cuando en 2025 desde la Casa Blanca regrese la lógica de amenazas e intimidaciones hacia nuestra nación para sacar provecho político o de cualquier índole.