Las oportunidades se dan una vez en tu vida y, para ponerlo en un contexto actual y coyuntural, es como ir a los Juegos Olímpicos luego de años de preparación y hacerlo sin ganas, sin hambre, sin querer sobresalir.

Suena muy incongruente, ¿no?, pero tal parece que los novilleros que tenemos hoy en día no logran dimensionar qué es lo que se están jugando con la oportunidad que da la empresa de la Plaza de Toros México al dar un serial novilleril.

De por sí se han perdido estos espacios porque no arrastran a multitudes, y el desperdiciar las oportunidades endurece todavía más estas decisiones de los empresarios en dar o no las novilladas.

Anteriormente las novilladas, eran luchas encarnizadas por llamar la atención, acaparar reflectores y sobre todo tener foco y que siguieran tu carrera de fondo, esperando algún día tomar la alternativa y graduarse como torero.

Hoy nada de eso hemos visto en La México, así no quedan ganas de nada.

Entiendo, y ustedes me pueden decir que una cosa lleva a la otra, pero si algo se destaca es la actitud, las ganas, y esas no han aparecido en casi un mes de novilladas.

Podrán ser muchas cosas, las fechas, el horario, el sol, la luna, etc, pero la verdad es que cuando no se tiene ese calor de triunfar, no se ganan las orejas de peso.

El asunto es grave si consideramos que son los nuevos valores del toreo.

La solución no es en absoluto sencilla, puesto que todos tienen que hacer su parte, ganaderos, novilleros, empresa, pero se tiene que hacer ya, porque si no, cada vez menos sangre nueva vamos a tener.

Los novilleros son los que tienen que demostrar a fondo qué y por qué quieren ser toreros, de lo contrario seguirán desperdiciando estas oportunidades de oro.

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