Decía Facundo Cabral y yo agrego: “Tengo miedo de los pendejos porque son muchos, y al ser mayoría, eligen hasta a Clara Brugada”.
Podemos hablar de que a la tauromaquia en la CDMX le han dado una estocada de muerte lenta, esas que todos abucheamos pero que algunos aplauden en los tendidos, los que no saben.
Se llama Clara Brugada, es del grupo que insistió en que estaba prohibido prohibir, pero como siempre fue letra muerta. Haciendo un gran evento para informar que los espectáculos taurinos se llevarán a cabo así:
—Se prohíben las corridas de toros con violencia.
—Se crea la figura jurídica: el espectáculo taurino libre de violencia, que posibilitará la continuación de las actividades en la Plaza de Toros bajo nuevas reglas.
—En el espectáculo taurino libre de violencia, se prohíbe la muerte del toro dentro y fuera de la plaza. Se establece que, una vez concluido el espectáculo, el toro deberá regresar; deberá ser devuelto a su ganadería.
—Se protege la integridad física de los toros y se prohíben los maltratos dentro y fuera del espectáculo.
—Se prohíbe la utilización de objetos punzantes que provoquen heridas, lastimaduras o muerte del toro, como banderillas, espadas, lanzas, entre otros. Sólo se autoriza el uso del capote y la muleta.
—Se protege también los cuernos del toro, para evitar lastimaduras a otros animales o personas.
—Se limita el tiempo de la corrida a 10 minutos por toro, con un máximo de media hora en total.
No leo más que ignorancia y un atentado a más de 500 años de historia que pretende, de un plumazo, erradicar porque ese es el principal motor: quitar de a poco la fiesta brava. Quiero ver quién es el primero en aceptar torear bajo esas medidas, es por eso que, como dicen los jóvenes, mejor NADOTA.
Eso que propone la morenista Brugada, quien se dice venir del pueblo, es un Disneylandia para los animalistas. En esta columna nos hemos cansado de exponer lo que representa una corrida de toros y la vida misma del toro de lidia, pero simplemente no quieren entender.
En fin, desafortunadamente tenemos que hablar del fin de las corridas en CDMX como las conocíamos, porque a ningún taurino le interesan las corridas sin sangre; nos interesa más una capital y un país sin sangre. Prioridades son prioridades.