¿Verdad que no fui el único que extrañó el lunes ir a la Plaza de Toros Santa María?

Y es que después de la cena de navidad, tradicional y moderna, aparte de la cruda propia de la fecha, esta vez se sintió una cruda de toros al pasar por el coso de Constituyentes y verla triste, abandonada y cerrada.

Si solamente fui yo el que sintió eso, entonces llámenme romántico taurino. Y es que nuevamente la fecha más importante del calendario taurino simplemente no se dio.

Ya hemos hablado en este espacio quesque por Protección Civil, o porque no hay interés, el chiste es que duele ver a la Santa María vacía en una triste Navidad.

Lo peor es que parece que a los que debería importarles no aparecen ni hacen el mínimo esfuerzo en recuperarla, no se ven máquinas ni trabajadores laborando para enchular la y cumplir con las recomendaciones de Protección Civil. Nada no hay nada.

La sexagenaria plaza estuviera celebrando en grande este lunes un aniversario más pero no fue así y quien sabe cuanto tiempo más, es como una enferma terminal que parece que incomoda a sus familiares, aquella que vivió momentos felices que ahora están en la mente de sus andanadas.

En fin.

Por otro lado recién nos enteramos de la muerte del ganadero Armando Guadiana, un político taurino que defendió su afición en el norte del país y que sin duda era un personaje que la fiesta va a extrañar, pues era franco, directo y sin escalas, de esos que no quieren quedar bien con nadie y que sabía cosechar amistades en todos los ámbitos de su vida. En paz descanse.

Me despido esperando que todos hayan pasado una fiesta navideña en compañía de su familia y que este 2024 nos traiga mucho toro y muchas bendiciones para seguir platicando de la fiesta más bonita.

¡Nos vemos en la plaza!

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