Espero me den los caracteres para tanto que quiero decir respecto a lo que sucedió el pasado viernes en la inauguración de la Plaza Hacienda El Salitre. Y es que desde ese día ha pasado de todo, desde amparos con diversos temas hasta un obsoleto reglamento taurino que debe actualizarse urgentemente. Claro, sin dejar de mencionar a quienes, a falta de temas, se quieren subir al barco seudoanimalista para intentar prohibir o modificar las corridas de toros en Querétaro.
El hecho
El viernes a mitad de corrida se desplegó un operativo como si fuesen a detener a un pez gordo en Hacienda El Salitre. Militares, Guardia Nacional, Policía Estatal, Policía Municipal, vaya, sólo faltaron los marines de Estados Unidos para “sólo suspender” una corrida de toros. No nos parece raro; lejos de que se cumplió una orden federal, nos pareció un atentado a la libertad por la forma como fueron tratados los empresarios, los toreros, los aficionados como delincuentes. Esperemos que así sea con los verdaderos delincuentes que se pasean en carros de alta gama por la ciudad.
Las omisiones
Al calor del evento, todos nos sentimos ofendidos por las formas en que se dio la suspensión, pero ya en el transcurso del fin de semana me di a la tarea de investigar el porqué del acto. Y descubrimos que el amparo no era para que no se llevara a cabo la corrida promovida por animalistas, sino porque la plaza no cumplía los requisitos, porque simplemente en el reglamento taurino del municipio no existe la plaza de tercera por el aforo que recibiría. Ahí estuvo el tema.
Busqué al juez de plaza, el maestro Naredo, para preguntarle qué fue lo que sucedió y aquí su respuesta: "Recibimos la instrucción de suspensión antes de iniciar el festejo". El juez federal ordenaba dicha suspensión si no había los permisos correspondientes o si no se cumplía a cabalidad con el reglamento taurino.
El área jurídica del Municipio consideró que no se podía sustentar una respuesta en una interpretación del reglamento, sino en el texto del mismo, y desde luego, no se podía omitir una orden de un juez federal, así que determinó la suspensión. El empresario decidió, sin embargo, iniciar el festejo, aduciendo que esa suspensión no se la habían dado aún por escrito, improvisando un juez de plaza. Es decir, el empresario supo y aun así inició la corrida. Dejando cabos sueltos.
El reglamento taurino
Es el momento oportuno para revisar urgentemente el reglamento taurino para ponerle candados, robustecerlo y demostrar que, como dice en sus primeras líneas:
Atendiendo a que en el año 2012 la LVII Legislatura del Estado de Querétaro aprobó el Decreto mediante el cual se declara a la “Fiesta de Toros como Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado de Querétaro”, invocando el concepto de patrimonio cultural inmaterial por la UNESCO… Además de reconocer que: “Aunado a la importancia cultural histórica que tiene la fiesta de los toros en Querétaro, hoy en día es una tradición que debe perpetuarse”.
No creo que exista mayor problema, puesto que el mismo diputado que presentó este decreto para que la fiesta brava sea Patrimonio Cultural Inmaterial de Querétaro hoy es regidor del Partido Verde y se llama Marco Antonio León Hernández. Entonces tendríamos que estar tranquilos, presionar y, sobre todo, recordarle lo agradecidos que estamos los taurinos por su gran iniciativa el 14 de diciembre de 2012 (hace más de 12 años), cuando la 57 Legislatura del Estado declaró a la fiesta brava Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado de Querétaro. El decreto se publicó el 18 de diciembre de ese mismo año en el periódico oficial La Sombra de Arteaga, siendo José Calzada gobernador.
La siguiente semana vamos a platicar de los legisladores que pretenden sacar raja política de esta situación taurina que se ha vivido en Querétaro. Porque es ahí en el Congreso donde se tiene que dar el debate para seguir defendiendo a la fiesta brava.