La semana pasada recapitulaba algunas de las frases que, emitidas en la mañanera, retrataron de cuerpo entero al presidente López Obrador. Van las frases de la segunda mitad de este complejo 2021.
5 de julio. Ante la incapacidad para reducir los homicidios: “Claro que no es un asunto fácil y ya lo expliqué que fue el fruto podrido que heredamos y no es que le esté echando la culpa sin razón a los anteriores presidentes”. Heredado, sin duda, pero ¿no debía ser ese uno de los resultados de la profunda transformación que encabeza? ¿No son heredados del “periodo neoliberal” todos los problemas del país y por ello llegó al poder?
19 agosto. Reforma electoral: “Yo voy a presentar la iniciativa. Voy a invocar a personas que tienen experiencia, que saben del por qué no hemos logrado en México una democracia auténtica, plena, para que en definitiva se termine con los fraudes electorales”. Invocar significa “apelar a un poder superior para que le ayude”, a partir de la contundencia con la que suele rechazar la ciencia y la investigación queda claro que su visión de “poder superior” nada tiene que ver con expertos. ¿A quién invocará entonces? ¿A Bartlett?
7 de septiembre. Amparos para vacunar a menores: “Vamos a enviar un informe al Poder Judicial para que se explique sobre las características de las vacunas, y lo que significa vacunar a menores, para que los jueces tengan más elementos. (...) Estamos percibiendo que los jueces no tienen todos los elementos para que puedan actuar adecuadamente”. Tiene toda la razón. A quién en su sano juicio se le ocurre basarse en recomendaciones científicas para decidir vacunar o no a los menores.
6 de octubre. Reforma eléctrica: “Los legisladores en general, no sólo de un partido, tienen que definirse, tienen que colocarse en su sitio. (…) Entonces los legisladores van a ahora a manifestar si están a favor del pueblo, del consumidor, del usuario o están a favor de las empresas, de los grupos de intereses creados, no sólo es un asunto de partidos”. No es sólo un asunto de partidos, es de lealtad a ciegas al jefe supremo que, por cierto, es poseedor de la verdad absoluta.
23 de noviembre. El “decretazo”. “Es un acuerdo para agilizar trámites y que por los trámites burocráticos no se detengan las obras, que se pueda dar la confianza a las instituciones y a las empresas que están trabajando en el Tren Maya”. No, pues sí, la transparencia, ante todo. En el México de la 4T las adjudicaciones directas son la regla, no la excepción.
6 de diciembre. Origen de la corrupción en México. “No hay noticias, no hay evidencias, no hay pruebas documentales de la corrupción en la época prehispánica, pero sí hay pruebas de la corrupción desde que llegaron los invasores, los conquistadores españoles”. Es un alivio saber que en el México prehispánico no eran necesarias las contralorías y otras dependencias fiscalizadoras que tantos dolores de cabeza provocan y que algunos males no vienen solo del neoliberalismo.
Y así cierra el año. Nos vemos en enero.