El presidente de la República, Manuel López Obrador, nunca ha reconocido sus derrotas sujetas al juego de la democracia, siempre califica sus tropiezos de fraudulentos, jamás ha demostrado que así sea. Ni el recuento de voto por voto lo dejó satisfecho. Para el populista solo existe la democracia si gana la elección.
Dada la frustración del Presidente sobre nuestro sistema democrático, no ceja en acusar a las instituciones y sus integrantes y les imputa la responsabilidad de sus derrotas electorales, eludiendo siempre la razón fundamental que se basa en el sufragio universal, libre y secreto de la ciudadanía; ella es quien decide en votación por mayoría simple a quién otorga el triunfo o la derrota. Las normas constitucionales y secundarias creadas hasta hoy blindan los procesos electorales y las elecciones de fraudes a cargo de las mismas autoridades, no así de los tramposos, como lo ha señalado el presidente del Consejo General del INE.
Bajo la misma retórica del fraude, el presidente de la República amenaza con presentar una iniciativa de reforma constitucional, para terminar con los fraudes electorales; adelanta que los integrantes del INE y del TEPJF serían electos por el pueblo, que los Poderes propongan 20 candidatos cada uno; reducir los presupuestos para los organismos electorales; todo ello para garantizar la democracia y ahorrar. Molesto por la sentencia del TEPJF, que lo condenó a bajar de sus redes sociales su propaganda en tiempos de veda electoral. No podía faltar la denostación en contra de sus enemigos políticos, a quienes calificó de “ternuritas”.
El “populista”, supuesto defensor de la democracia, que no adalid, pretende acomodar la legislación a modo que le permita conservar el poder que tantos años acarició, prevé conservarlo trastocando los candados que le impiden cometer fraude electoral, flexibilizar las reglas; ahora que tiene el control de los 3 Poderes públicos, sugiere que estos propongan a los integrantes de los organismos electorales. Acomodar la “democracia” a sus intereses y apetencias políticas para las elecciones del 2024.
Sabe el promotor de la iniciativa que no le alcanzan los votos en ambas cámaras, para alcanzar la reforma constitucional. Desvela, sin embargo, la claridad de sus intenciones “golpistas” y azuza a sus seguidores para que apoyen su propuesta. Adelanta que presentará la iniciativa después de la votación de la “ratificación de mandato”, esperando conocer su fuerza electoral.