Con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, este martes se tiene contemplada una serie de marchas en todo México. En Querétaro ha habido pronunciamientos por parte de las autoridades. ¿Cómo debería pensarse este día y lo que alberga?
El Día Internacional de la Mujer es una fecha trascendental para las sociedades en el globo. Data de hace más de un siglo, puesto que inicialmente la fecha conmemoraba el Día de la Mujer Trabajadora. Al paso del tiempo, cambió a Día Internacional de la Mujer y con esta modificación se incluyeron entendimientos en torno a la conmemoración de esa fecha.
Hay que recordar que hace décadas y siglos, la posición de la mujer en la sociedad no era valorada y su protección era muy limitada, impidiéndoles de gozar de voz, protecciones o derechos y réplicas a las situaciones que constantemente experimentaban. Al insertarse al paso del tiempo en el ámbito laboral, las mujeres eran sujetas de condiciones paupérrimas, lamentables y desiguales que marcaron generación tras generación de féminas.
Por ello, se menciona que más que una celebración, el 8 de marzo, es una fecha de profunda reflexión por la desigualdad de género y de respaldo convencido por la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres. De ahí que se planeen marchas en el territorio nacional para recordar a la sociedad que el avance por los derechos, protecciones y condiciones equitativas para las mujeres aún no termina y no está consolidado.
De la misma manera, un efecto de estas marchas en el país es la de exigir a la población su grano de arena en esta lucha por la igualdad y equidad de género. Es absolutamente inadmisible que en una sociedad “moderna” como en la que nos gusta decir que vivimos no exista una verdadera protección a las mujeres, que no sólo forman más de la mitad de la población mundial, sino que son parte misma de la sociedad.
El hecho de que las féminas no tengan las mismas condiciones que sus compañeros en la escuela, casa o el trabajo y que no gocen plenamente de sus derechos, de la protección y libertad que específicamente ellas necesitan, por ejemplo, por razones biológicas, es enteramente absurdo. Todo esto impacta negativamente en la vida de las mujeres y las vulnera en nuestra sociedad a tal grado de llegar a ser víctimas mortales.
Es una discriminación que debe acabar para el bien de ellas, pero también para el bien colectivo, es decir, de toda la sociedad. Si llegamos a que todas las partes involucradas de una sociedad puedan gozar de protección, igualdad y derechos, seremos progresistas y avanzaremos en conjunto. De otra manera, los obstáculos permanecerán tanto para mujeres como para hombres.
Se entiende que las marchas del 8M serán pacíficas. Pero hay que recordar que la exigencia por la verdadera protección de los derechos e igualdad de género es longeva. Es cierto que a nadie le gusta que existan destrozos, desde luego que no son “un buen negocio”; no obstante, la historia nos ha enseñado a través de sus varios pasajes que los cambios sociales suelen realizarse a través de revoluciones y en muchas ocasiones éstas están acompañadas de movilizaciones sociales que llegan a cometerlos. Hemos tenido varias llamadas de atención, ¿hasta qué momento vamos a reaccionar?