La tormenta que cayó e inundó Querétaro, San Juan del Río y Tequisquiapan tan sólo fue el preludio de lo que sería un primer año de gobierno sumamente complicado para Mauricio Kuri, quien meses antes había ganado contundentemente la elección y, por ello, se esperaba que el ejercicio del gobierno fuera tranquilo ante tal respaldo en votos.

Desde entonces, ha enfrentado crisis tras crisis, ya sea por factores externos —como las torrenciales lluvias— o falta de previsión de su equipo —como la batalla campal en el Estadio Corregidora— o por error de cálculo político —como el cambio de placas— o por falta de estrategia en la comunicación política —como la reciente crisis por la llamada Ley de Aguas.

Durante el ejercicio de gobierno no hay semana tranquila ni fácil, pero hay algunas que son especialmente movidas y que, si no se aprende de lo sucedido, puede llegar a marcar el resto del ejercicio del gobierno. Particularmente la semana que terminó fue especialmente agitada y difícil con saldos que aún no quedan claros.

Mal empieza la semana para quien ahorcan en lunes, reza un dicho, y así comenzó para el gobierno de Kuri con una noticia que informaba que un avión venezolano Boeing 747 que despegó de Querétaro fue retenido en Buenos Aires porque algunos de sus 14 tripulantes les parecieron sospechosos. La respuesta queretana fue que de estas tierras salieron sin pasajeros. El problema ha escalado y hasta el FBI estadunidense vinculó al piloto venezolano con grupos terroristas iraníes.

La madrugada del miércoles 15, diferentes autoridades encabezadas por el estatal realizaron un desalojo de un grupo de “paracaidistas” que ocupaban un terreno conocido como La Cuadrilla en Juriquilla. Hubiera sido un operativo quirúrgico y bien logrado e imagen para el gobierno de Kuri, pero la falta de claridad en la comunicación hizo que un día antes circularan rumores y que, incluso escuelas y oficinas de la zona no tuvieran actividades como prevención por si pasaba algo. Rumores que circularon por redes sociales pidiendo a vecinos que no grabaran nada y que ese día no salieran, no abonaron en nada y contribuyeron a un clima de incertidumbre.

Al final de cuentas, insisto, todo fue en orden, pero, precisamente por la mala imagen dada una semana antes cuando desalojaron con fuerza excesiva una protesta en 5 de febrero por la llamada Ley de Aguas, en nada abonó a dar certidumbre.

Y para cerrar la semana, las protestas por la Ley de Aguas siguieron y partieron desde la Defensoría de Derechos Humanos, donde habían exigido al ombudsperson que firmara una petición de inconstitucionalidad contra dicha ley.

Como primera conclusión, la sociedad queretana está lejos de ser homogénea y callada como quisieran las autoridades, por el contrario: está en movimiento; lo cual exige a la autoridad más inteligencia política y entender los nuevos tiempos.


Periodista y sociólogo. @viloja

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