Luego de que en el Senado de la República se regresara a comisiones la iniciativa del PRI para extender la participación de los militares en tareas de seguridad, el presidente López Obrador advirtió que pediría una nueva consulta popular en la materia.
Tras el anuncio intempestivo del Presidente, llegaron los cuestionamientos pues de entrada dicha consulta no podría siquiera llevarse a cabo. Resulta que la propia ley federal de consulta ciudadana prohíbe que sean sujetos de consulta distintos temas, como los derechos humanos, asuntos hacendarios y de impuestos del estado, reformas electorales, y por supuesto cuestiones de seguridad nacional, como sería el caso de dicha propuesta.
Ante estos hechos, ayer el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, dio la gran maroma del sexenio. Se hará la voluntad del Presidente, pero no se violará la ley ¿cómo lo logró? Con un gatopardismo donde se cambió todo, para que todo siga igual. Me explico:
El Secretario de Gobernación ante el impedimento de nombrar al ejercicio una “consulta popular” pues la ley lo prohíbe, le llamó un “ejercicio participativo para escuchar al pueblo”, mismo que en lugar de tener casillas, tendrá puntos receptores de la opinión popular, y donde debieran contar votos, se contarán las opiniones del pueblo, así también el voto extranjero será la escucha de los connacionales en Estados Unidos, los funcionarios de casilla ahora serán el pueblo voluntario quienes al igual que en las votaciones harán un cómputo estatal que a su vez recogerá la Segob para publicar el resultado, sí la Secretaría de Gobernación hará el símil del INE, como en los viejos y no extrañados tiempos del viejo régimen.
En el fondo la consulta, o ejercicio participativo para escuchar al pueblo, no es más que un método de presión de parte del Presidente para que el Congreso apruebe la iniciativa que han secundado desde el inicio.
La amenaza está hecha, si no se aprueba el dictamen, procederán a la organización de la consulta de la mano de gobernadores y presidentes municipales de todo el país, buscando instalar un número de casillas similar a las de una elección constitucional y derivado del resultado, que todos sabemos será abrumadoramente favorable, enviar una nueva iniciativa para su discusión.
Distintas casas encuestadoras de prestigio nacional ya han adelantado la opinión popular sobre la confianza de la participación de las fuerzas armadas en materia de seguridad. La Marina y el Ejército gozan de la confianza de siete de cada diez mexicanos, mientras las policías municipales y estatales apenas llegan a uno de cada diez. Sin embargo la decisión no corre por ese carril, es simplemente el falso debate en el que nos ha metido el Presidente sobre la participación de los militares, en lugar de apostar desde el presupuesto al fortalecimiento de las policías civiles en todo el país, pero ese es tema para otra columna, por lo pronto esta consulta militar es una nueva trampa.