Ha trascendido en los medios de comunicación y redes sociales la participación que tuvo el periodista Jorge Ramos en la mañanera de ayer.

El cuestionamiento por parte del informador fue certero y directo, como se le ha caracterizado: ¿Cómo puede el presidente presumir las cifras de homicidios como un logro?

Y aunque el mandatario se mostró ecuánime y respetuoso de la opinión del informante, la realidad es que se vio expuesto y poco convincente. Nuevamente apeló a su distinguida frase “yo tengo otros datos”, e intentó minimizar el problema.

En un afán de contradecir al periodista, mostró una gráfica en la que se advierte la tendencia que ha tenido el delito de homicidio doloso en el país. Puso énfasis en la tendencia al alza en los sexenios anteriores, especialmente durante la gestión de Felipe Calderón e insistió que, en su gobierno, si bien no ha disminuido la tasa, si la ha mantenido.

Ante ello, la respuesta de Jorge fue contundente: “la ha mantenido en lo alto”, es decir, si bien ha impedido que ésta haya aumentado, la verdad es que se ha mantenido en el punto más álgido desde el inicio de su gobierno.

La semana pasada, el titular del Ejecutivo Federal presentó su segundo informe trimestral del año. Afirmó que la pandemia estaba controlada, que la recuperación económica era positiva y que la seguridad era estable. Que México es un país con gobernabilidad y sin impunidad. Luego entonces ¿Cómo explica esa tendencia de homicidios dolosos en el punto más alto de la gráfica? 

Lo mismo sucedió con otro cuestionamiento que le hizo el periodista, igual de álgido y delicado: las cifras de muertes por la pandemia.

Y es que a nivel mundial, nuestro país mantiene la tasa de mortalidad más alta en toda Latinoamérica. Si bien no tenemos el número más alto de muertos a causa de Covid, la realidad es que, en comparación con el número de habitantes, estamos en números rojos.

Ante tales cuestionamientos, el mandatario volvió a debatir con base en cifras adecuadas a su discurso, pretendiendo minimizar el tema y argumentando que estamos por debajo de otros países, como Perú o Brasil.  Para él, la pandemia ha sido llevada con profesionalismo y ejemplaridad, no obstante que su vocero oficial, el Dr. López Gatell, cada día pierde más credibilidad.

A fin de desviar la atención y “cambiar de tema”, dejó de interactuar con Jorge Ramos y dio la palabra a otra periodista que preguntó de inmediato sobre la detención del Sr. Palomino, mano derecha de García Luna; a fin de volver al discurso de siempre: lo malo viene del pasado.

En este sentido, la intención de la presidencia y de su equipo de comunicación social es evidente, tapar los problemas reales y seguir con un circo que desvíe la atención, como la encuesta para juzgar a los expresidentes.

De esta manera será difícil asumir los problemas del país con seriedad y proponer soluciones efectivas y certeras. Mientras el Presidente vea en cada cuestionamiento, en cada crítica, en cada opinión, una conspiración o tendencia de la “derecha global” para atacar a su gobierno (como lo dijo el subsecretario Gatell), difícilmente vendrá un cambio verdadero.

Por lo pronto, yo me sumo a la afirmación que hizo Jorge Ramos al terminar su intervención, cuando a pregunta expresa del mandatario afirmó tajantemente: “ese es nuestro trabajo…cuestionar”; porque ese debe ser nuestra postura como ciudadanos: cuestionar… aunque al residente de Palacio Nacional no le guste.

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