Uno de los hechos trágicos que han sucedido en el país en el último mes ha formado en mí la siguiente pregunta: ¿la inteligencia colectiva ayuda a resolver y proporciona datos valiosos a una investigación judicial? Esto surge a raíz de la indagación por parte de la fiscalía para encontrar a los responsables de filtrar los videos que muestran a Debanhi, el 9 de abril, al salir de la Quinta El Diamante.

Los videos, resguardados en una carpeta de investigación, sin acceso a personas ajenas a la Fiscalía, han sido recuperados por un noticiero que los publicó a nivel nacional. Este hecho provoca que la cadena de custodia, la cual permite mantener el resguardo de los indicios y que estos no sean modificados para favorecer o perjudicar al implicado en el caso, se haya quebrado al momento de dar acceso a personas ajenas.

Pero, sin esta violación a la cadena de custodia, no se podría saber la cronología de Debanhi, y mucho menos, encontrar nuevos indicios aportados por los usuarios de diferentes redes sociodigitales. Para mostrar la actividad que han generado estas personas, me enfoco en Tik Tok, la red sociodigital que permite subir videos cortos y que ha tenido popularidad en los últimos meses; ha sido el ciberespacio donde varios usuarios publicaron especulaciones, resúmenes, aportaciones e investigaciones, pero sobre todo, generaron inteligencia colectiva.

En más de un video se puede apreciar la utilidad que tiene los postulados de Pierre Lévy sobre la interconexión para los procesos, la valorización, la sinergia de las competencias y las imaginaciones para poner en un mismo entorno la memoria, la imaginación y la experiencia para el intercambio de conocimientos que favorezcan la inteligencia colectiva.

Como resultado, se crea una organización y coordinación flexible en tiempo real, misma que es continuamente representada en Tik Tok, y especialmente en el caso de Debanhi, donde usuarios compartieron los videos del 9 de abril mostrando a la joven salir del motel. Sin embargo, las capacidades tecnológicas les permiten ahondar en los contenidos, ya que varios de ellos señalaban la presencia de un individuo persiguiendo a Debanhi fuera del motel y desmintiendo así, desde su versión, a la fiscalía. Si bien este es el último ejemplo de lo que pueden hacer las personas con la información, cooperando entre ellos para encontrar más datos y disponerlos a una discusión pública, donde la lógica es la que domina; las consecuencias de esto son provechosas, pero también perjudiciales.

Por el lado favorable, se ha creado una presión mediática a raíz de la circulación de los vídeos, así como de los indicios encontrados por la fiscalía, para mantener a la población atenta a los sucesos, señalar las omisiones del Estado y reconocer los problemas que se viven en el país, generando con ello una conciencia de la violencia que se vive en México. Pero también para compartir sus instituciones sin fundamentos de los acontecimientos, lo cual ocasiona una búsqueda de notas que muestren una verdad parcializada y contraria al Código Nacional de Procedimientos Penales.

Es en esto último en donde las redes sociodigitales han perjudicado a la investigación, pues solamente se han creado culpables, violando la presunción de inocencia, exonerando en el espacio mediático a implicados y generando en la percepción de las personas un sentimiento de desconfianza en las instituciones que proveen de justicia. Sin embargo, no hay que negar que el escepticismo ha sido construido por la impunidad que se llega a dar en ciertos casos de la fiscalía y que esta no ayuda a mantener una imagen de imparcialidad y veracidad en la actualidad. 

¿Qué genera todo esto? En el lado positivo, que la gente se acerque a conocer el proceso de una investigación de delitos que están presentes en todo el país y en el que usualmente no se conoce el procedimiento que marca el Código Nacional de Procedimientos Penales. En el lado negativo, lleva a que la filtración de información vulnere los derechos de la víctima, la violación de la cadena de custodia y genere especulaciones provenientes de personas que hacen una labor desinformada en redes sociodigitales. Esto último, lo considero peligroso, ya que se realiza una investigación sin metodología o teoría que solamente los especialistas forenses conocen y que tiene como resultado una situación de noticias falsas, sin posibilidad de que sea en el juicio el espacio de exoneración.

Propongo que dejemos de buscar como usuarios la información por nuestros propios medios, motivando a la filtración de información por parte de funcionarios y medios, así como a la investigación de sillón-celular que ocasiona que se produzcan noticias falsas que satisfagan al espectador, y que en caso de no ser así, se pretenda completar con desconfianza y negación sobre la resolución del caso. Es mejor tener un periodismo comprometido con los procedimientos penales y éticos para encontrar la noticia veraz.

En cuanto a la inteligencia colectiva, no cabe duda de que ha servido para encontrar información entre todos los cibernautas, posibilitando en gran manera el acceso a evidencias que no sería posible en otros medios, así como para mantener un debate continuo sobre los acontecimientos que persisten en la sociedad mexicana.

Son muchas aristas sobre este tema, más de las que se pueden abordar en este artículo de opinión, pero por lo menos, se ha dado el primer paso para construir esta conversación.

Edgar H. Soria @HSoriaE

Licenciado en Comunicación y Periodismo.

Estudiante de la Maestría en Comunicación y Cultura Digital, UAQ.

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