Los resultados obtenidos de la consulta popular celebrada el domingo pasado pueden tomar diversas valoraciones, dependiendo el punto en el que se aprecie dicho acto de participación ciudadana. Por un lado, quedó demostrado una vez más que, tenemos una institución sólida y consolidada como lo es el INE, el cual pese a lo reducido de los tiempos, y limitación de recursos financieros pudo sacar avante la instalación, desarrollo de la jornada y el cómputo de los resultados; lo anterior, en periodo vacacional, con pandemia de por medio y una confrontación de posiciones respecto al ejercicio mismo en la opinión pública.
Segundo aspecto, es importante mencionar el resultado del 7.1% de participación nacional, el cual por obvias razones tiene como consecuencia la no vinculación del resultado ganador, mismo que fue un contundente “sí a las acciones de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en el pasado por los actores políticos”. Esta realidad ya se pronosticaba desde que empezó el ejercicio, y sobre este mismo punto es imprecisa e inexacta la valoración que señala un fracaso de la consulta en términos de la fuerza política promovente, pues ni siquiera el partido gobernante a nivel federal pudo conseguir los más de 37 millones de sufragios que requería el ejercicio.
Tercer aspecto, durante el desarrollo de la jornada se pudieron apreciar áreas de oportunidad y mejora para futuros ejercicios, por un lado, la adecuación en los tiempos de solicitud con los de programación de presupuesto, esto con la finalidad de hacer más extensiva la comunicación orientada a promover la participación. Por otro lado, considerar el introducir un sistema mixto de participación, el cual pudiese contemplar el voto electrónico en zonas densamente pobladas y urbanas, pues varios ciudadanos se vieron impedidos a ejercer su derecho a opinar, ya fuera por estar en un lugar distinto al de su sección o quedar la mesa receptora lejana a su vivienda.
Finalmente, creo que el ejercicio no cumplió el cometido sustancial que es el de poner al ciudadano en el centro de la política, pues esta fue una consulta que provino desde el poder, y fue el poder a través de su partido con aparejamiento de sus detractores, quienes una vez más monopolizaron el dominio del ejercicio del poder y la opinión, mermando con su polarización de propaganda la opinión genuina que se vio afectada por el encontronazo de diferencias de naturaleza partidista. La ley se aplicó, no se consultó, sin embargo, el instrumento jurídico es perfectible y debemos idear formas más idóneas de seguir ejerciendo nuestros derechos políticos, al parecer todo apunta a que, en el mes de marzo del año entrante, nuevamente tendremos la posibilidad de acudir a las urnas, hagámoslo.
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