La sociedad es un sistema social entendida no solo por su unidad sino también por su complejidad. En su evolución, la sociedad va configurando sistemas parciales como la política, el derecho, la religión, la cultura, etc., ámbitos que contribuyen a reducir la complejidad de los riesgos y conflictos que amenazan a la sociedad en su conjunto. La política, por ejemplo, no es una esfera fuera de la sociedad sino la expresión correcta es: la política de la sociedad, así como también es preciso decir la religión de la sociedad y así sucesivamente. La política obedece a la sociedad, no está por encima de ésta.
En ese sentido, debido al impacto de la pandemia, la sociedad se encuentra en estado de incertidumbre, por lo que se hace indispensable el apoyo de la política, la cual se creó para reducir los riesgos y conflictos amenazantes al bienestar y la seguridad humana.
En ese contexto, el agua es un vital líquido para la sobrevivencia de la flora y la fauna en general y requiere de gobernantes con un gran imperativo moral para optar por la mejor toma de decisiones políticas en beneficio de los habitantes del país, estado o región con la mayor equidad posible. El recurso del agua, al ser un bien de la sociedad, a su vez, es un derecho humano natural ya que interpela a la vida o la muerte, por lo tanto el gobernante tiene la obligación de ver por el bienestar de la sociedad porque arribó al poder por la voluntad de un conglomerado de votantes a los cuales debe responder a sus demandas, siempre con el diálogo y respeto.
Sin embargo, cuando la decisión se toma para favorecer al sector privado, entonces convierte al vital líquido en una mercancía la cual habrá de venderse en el mercado y, en adelante, se guiará por la ley de la ganancia. El agua la pagará quien tenga dinero para adquirirla y los que no puedan hacerlo quedarán marginados de un derecho natural de la vida.
Desde luego, el vital líquido se ha ido agotando por el desgaste del medio ambiente provocando que los intereses privados intenten acapararlo en detrimento de la necesidad de las mayorías. La pregunta es oportuna: ¿El agua es de la sociedad o de los empresarios? La respuesta está en el estilo del gobierno en turno. Es un gobierno empresarial y proempresarial; en consecuencia, el gobierno del estado ha decido su forma de hacer política. No es bueno ni malo solamente definió su estilo de gobernar. Esto explica el porqué el 19 de mayo se promulgó una ley que beneficia a una minoría privilegiada. Se aclara, también, la paliza que recibieron los manifestantes en defensa del agua, el 10 de junio en 5 de Febrero, por un cuerpo de granaderos bien pertrechados que creíamos ya extintos en el país.
Los científicos de la política más destacados del mundo han afirmado insistentemente que “el poder político que hace uso de la fuerza pública para descargar la violencia en contra de manifestantes o movimientos sociales es síntoma de fracaso, en cambio poder político que brinda el mayor número de opciones a los inconformes para generar consenso, encuentra la fórmula de la gobernabilidad, genera confianza y construye bases sociales. El poder político actual debe ser un medio de comunicación permanente con los ciudadanos para mantener la paz social”.