Bien reza la sabiduría popular que a una fiesta vale más llegar a tiempo que ser invitado, sin embargo, en política aplica en sentido inverso: vale más una renuncia a tiempo que ser despedido de manera humillante; y si no lo creen, pregúntenle a Miguel Ángel Conteras y Carlos Rodríguez Di Bella que este domingo fueron destituidos por el gobernador Mauricio Kuri.

Lo sorprendente no es que los titulares de Seguridad Ciudadana y Protección Civil estatales hayan sido despedidos, la pregunta es por qué el gobernador tardó un mes en tomar la decisión en cortar el lastre político de mantener a ese par de funcionarios.

En la clase política actual (tanto local como federal) priva un cinismo que permite que funcionarios públicos mantengan con impunidad sus cargos pese a su ineficiencia plenamente mostrada. Si Contreras y Rodríguez no hubieran sido tan cínicos tras su pésimo desempeño el día en que la violencia estalló en el estadio Corregidora, desde el primer día debieron presentar ante el gobernador su carta de renuncia, eso es lo que se espera de un funcionario con sentido de responsabilidad.

Si su amor al hueso no hubiera sido tan desmedido y su cinismo tan grande, los hoy exfuncionarios no hubieran sido cesados de manera tan fulminante y con tan fuertes señalamientos de su inoperancia que no hay antecedentes recientes de palabras tan fuertes de un gobernador al hacer cambios en su gabinete.

Los motivos por el que el gobernador despidió a sus funcionarios son contundentes: 1) Falta de planeación, 2) Ausencia de criterio, 3) Escasa capacidad de respuesta y 4) Nulas medidas preventivas y emergentes. Fuertes y contundentes razones hechas públicas a toda la ciudadanía y que exhiben la miseria moral de quienes prefirieron aferrarse a mantener el cargo por un mes en vez de mostrar altura política y dimitir, como lo marcaban las viejas normas del sistema.

Pero no, Miguel Ángel Contreras Álvarez prefirió nadar de a muertito durante un mes, suspendiendo de sus funciones a sus subalternos para evadir la responsabilidad, pero finalmente, le tocó su turno.

De igual manera, Rodríguez Di Bella durante un mes quiso demostrar que sí trabajaba y, aunque hubo suspensiones de eventos masivos por falta de requerimientos en Protección Civil, estos correspondieron a lo municipal, no a lo estatal.

Ahora, tras su despido, los dos exfuncionarios tendrán todo el tiempo del mundo para irse de pesca e imaginar lo que hubiera sucedido si hubieran tenido la dignidad de renunciar.

Este lunes, el gobernador Kuri anunció a Iovan Elías Pérez Hernández como nuevo titular de Seguridad Pública estatal, llama la atención sus antecedentes: bajo su mando como responsable del área en Pedro Escobedo, dos policías embistieron a un ciudadano que viajaba con exceso de velocidad en una motocicleta; ninguno de los elementos fue sancionado por ese acto de brutalidad policiaca. ¿Eso es lo que nos espera en Seguridad en el estado los próximos cinco años y medio? 

Periodista y sociólogo. @viloja

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