Como si sufriera una maldición de los antiguos dioses ñañús, cada vez que Mauricio Kuri se encuentra fuera del estado, sucede algo que por falta de pericia en materia de comunicación, de inmediato se convierte en crisis política de estado.
En marzo, a punto de tomar el avión que lo llevaría a su ansiada gira a Europa fue la trifulca en el Estadio Corregidora.
Y este domingo, apenas el gobernador Kuri presumía en Instagram que estaba almorzando en Toluca con algunos de sus colaboradores de gobierno, en la capital del estado se caía una trabe de un nuevo puente que construye la empresa Soluntitec.
Lo paradójico es que, 12 horas antes, el propio gobernador había presumido en sus redes sociales que estaba por terminarse dicho puente de Sombrerete, con lo que, dijo muy ufano, Querétaro estaría cada vez más cerca del siguiente nivel.
El problema con los gobernantes queretanos es que confunden la política con un reality show y saturan sus redes sociales con mensajes que van desde la supervisión de una obra pública hasta su desayuno. La frivolidad con que se manejan tanto el gobernador y alcaldes como Roberto Sosa, quien cree que gobernar es tener views en TikTok, es que con su banalidad, su discurso político pierde seriedad y todo conflicto por pequeño que sea, termina magnificado, ante el reclamo de una sociedad cansada de tener influencers en vez de gobernantes.
Ahora, el caso de la trabe del puente de Sombrerete, en la cual no hubo lesionados ni daños materiales a ciudadano alguno, empieza a tomar otros cauces preocupantes para la imagen del gobierno kurista por el tipo de empresa encargada de ese puente.
En medio del discurso de que estamos ante la mayor construcción de obra pública del Querétaro reciente, la incertidumbre crece por la calidad que tendrán las obras y por las empresas a las que les fueron asignadas.
Los primeros en levantar la voz fue la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), que señaló que la empresa Soluntitec no está afiliada con ellos. Lo cual hace despertar sospechas sobre quiénes fueron los ganadores de esa obra pública.
Una rápida revisión de Soluntitec aumenta las sospechas; lo más llamativo es que no es sólo una empresa constructora sino que también se dedica a vender desayunos a gobiernos como el de Puebla y que el representante de la empresa, Mauro Andrade Velázquez, da tres domicilios diferentes en un lapso de menos de diez años.
Esto es apenas la punta del iceberg, corresponde al gobierno de Mauricio Kuri hacer las aclaraciones pertinentes de cara a la gran obra de Paseo 5 de Febrero.