En estas fechas se acostumbran enviar buenos deseos para unas felices fiestas y un próspero nuevo año. Es una época significativa para miles de personas que buscan reunirse con seres queridos a los que no han visto desde el inicio de la pandemia. Es un tiempo para dar, para convivir y para reflexionar.

En este texto quiero enviar mis deseos para todas la mujeres de México.

Deseo que todas puedan disfrutar de unas fiestas libres de violencia; que puedan respirar sabiéndose seguras de que su agresor no podrá lastimarlas. Deseo que duerman tranquilas, sin sobresaltos, sin miedo. Deseo que puedan alejarse de las personas que las lastiman y del ciclo, terrible, de la violencia doméstica.

Les deseo descanso, porque descansar es un derecho que impacta en nuestra salud y nuestra felicidad. Deseo que las cargas disparejas de trabajo, que aumentan en esta época, como cocinar, atender visitas, decorar e incluso comprar regalos, (en los hogares afortunados que tienen los recursos para hacerlo) no sumen más peso al trabajo de cuidado, doméstico y de crianza, especialmente para las madres y las abuelas a quienes muchos “responsabilizan” de todo el trabajo de las fiestas y posadas.

Les deseo un momento en silencio para tomar un café, para bañarse sin que nadie toque a la puerta, para leer, para atender su salud o para simplemente contemplar una flor, una estrella o un paisaje. Deseo que elijan escucharse y ser fieles a sí mismas.

Deseo que honremos a las mujeres que nos precedieron: a nuestras abuelas y bisabuelas, a nuestras tías, a nuestras hermanas y a nuestras madres porque a ellas debemos gran parte de nuestra historia. Deseo que nos convirtamos en ejemplo para nuestras hijas y nuestras nietas; que seamos las mujeres que ellas quieran emular porque nuestra vida es plena. Les deseo el abrazo sororo y eterno de las mujeres más importantes en sus vidas.

Les deseo acercarnos al amor, desde el respeto y el autocuidado y lejos del amor tóxico de los celos, las humillaciones y las violencias naturalizadas que desde niñas nos enseñaron a aceptar como formas de cariño. Les deseo un amor cimentado en el respeto, la confianza y la admiración. Les deseo un amor libre de las asimetrías de poder que pretenden someter a las mujeres a la voluntad de sus parejas para mantenerlas encadenadas a relaciones que lastiman y dañan. Les deseo que la violencia deje de parecer algo normal.

Deseo para todas la libertad de decidir sobre sus cuerpos sin que nadie condicione su maternidad, su sexualidad o su placer. Les deseo poder desarrollarse plenamente y de manera autónoma, les deseo independencia y la capacidad de disfrutar su expresión creativa y los momentos de soledad que a veces son tan escasos.

Les deseo que las sillas vacías no duelan tanto, que el mundo se llene de oportunidades que les permitan transformar y transformarse.

Les deseo una Navidad de paz.

¡Felices fiestas, mujeres de México!

Titular de Aliadas Incidencia Estratégica e integrante de la Red Nacional de Alertistas. Twitter: @mcruzocampo Fb: maricruz.ocampo

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