Esta semana obtuvo su libertad Cuauhtémoc Galindo Cordero, ciudadano apresado por las autoridades queretanas, bajo el pretexto no fundamentado de haber participado en una de las barbaries de mayor magnitud en el fútbol mexicano el pasado 5 de marzo. Posteriormente, sin prueba alguna de la participación de Cuauhtémoc en lo sucedido en el Estadio Corregidora, decidieron inculparlo bajo el cargo de apología del delito, tomando como prueba unas publicaciones realizadas en redes sociales, donde según la autoridad estatal había incitado a realizar actos de violencia en el partido Gallos Blancos vs Atlas.
Curiosamente, lo expresado por “Cuau” tenía un contenido más apegado a la expresión popular que genera la pasión por un equipo, que a una convocatoria de motín, sin dejar de lado que la autoridad pasó por alto lo mencionado por un diputado federal, el propio equipo de Querétaro y su entonces director técnico, siendo estos últimos tres, ejemplos claros de declaraciones que encajan en la llamada “apología del delito”, solo que estos no tuvieron consecuencia legal alguna, a pesar de que había pruebas videográficas para que por lo menos el D.T, Hernán Cristante, hubiera enfrentando el mismo proceso que Cuauhtémoc.
Hoy, 5 meses después, y gracias al trabajo y esfuerzo de su madre, esposa y del Licenciado Iván Fabela, y a una serie de amparos, el mesero que se encontraba a más de 15 kilómetros del lugar de los hechos del 5 de marzo pasado, puede gozar de su libertad. Pero, ¿quién le va devolver a él y a su familia todas las noches de angustia por saber que su padre, hijo, hermano y esposo se encontraba en el penal de manera injustificada? ¿Cómo podrá ser borrado de la mente de su hija de 4 años el momento donde las fuerzas policiacas entraron a su casa con lujo de violencia y torturaron a su padre en una de las habitaciones? ¿Quién le regresa la salud a su abuela, que al momento de que Cuauhtémoc y su hermano eran golpeados, ella se encontraba en recuperación de un infarto sufrido días antes? Hoy el gobernador Mauricio Kuri debe salir a medios de comunicación a reconocer que su gobierno y que la Fiscalía del Estado de Querétaro actuaron de manera precipitada e irresponsable, deben reconocer que durante la estancia de “Cuau” en prisión recibió toda clase de tortura psicológica y presión para declararse culpable y ser exhibido ante los medios de comunicación como uno de los responsables de aquel suceso que manchó para siempre la historia del fútbol mexicano y que desafortunadamente marcó de por vida a una familia queretana que ni la debía, ni la temía.
Es importante recalcar que las autoridades estatales brillaron por su incompetencia, la libertad de “Cuau” fue gracias a una sentencia de inocencia, emitida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, no a la labor de la Fiscalía. Espero y exijo que con la misma seguridad que el gobernador dijo poner su renuncia en la mesa, se aboque a reparar el daño ocasionado a Cuauhtémoc y a su familia. Todo mi apoyo, respaldo, respeto y reconocimiento a la familia Galindo Cordero, al Lic. Iván Fabela y al único representante popular que exhibió las inconsistencias de este caso, el Dr. Gilberto Herrera.
¡Lenta, pero implacable, la justicia llegó a Cuauhtémoc, él y su familia le ganaron al Estado!