El despido presentado como renuncia del extitular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la SHCP, es un tema que tiene muchas interpretaciones poco a poco abordadas por distintos columnistas y analistas políticos. Sin el ánimo de ser reiterativo, me permito recuperar algunos de los elementos discutidos en la opinión pública, así como recuperar elementos que no han sido del todo subrayados en la prensa local.
De inicio, debemos situar en su justa dimensión a un actor que durante el sexenio ha sido sobrevalorado. En la administración pública federal la jerarquía es importante, y una unidad administrativa como la que encabezaba Santiago Nieto Castillo, no podría considerarse una posición relevante en términos políticos, ya que encima hay por lo menos 6 cargos de mayor jerarquía en la propia SHCP.
Segundo aspecto, si bien un área gubernamental se compone de la presencia o ausencia del talento de las personas que la conforman, el perfil de quien dirige y asume la responsabilidad es importante, en este tenor, la formación académica y experiencia profesional del político queretano, no es precisamente en el ámbito financiero o de inteligencia civil. Su mayor responsabilidad previa, fue la de Fiscal Especializado para la Atención de Delitos Electorales, función tendiente a la investigación y formulación de carpetas en materia penal.
Tercer aspecto, se dice que en tierra de ciegos hasta el tuerto es rey, motivo por el que, ante la evidente ausencia de un liderazgo genuino que agrupara a las diversas expresiones de Morena en Querétaro, la figura de Santiago despertó simpatía tanto al interior como fuera del partido guinda. Sin embargo, su exceso en la gestión para conseguir cargos públicos a familiares, amigos cercanos y futuros aliados en aras de un proyecto político personal, fue un aspecto que poco a poco le fue sumando antipatías en el plano local, al intuirse una especie de complicidad con el grupo en el poder en Querétaro.
Podríamos pensar que el exceso de protagonismo en un escenario donde solo manda capitán y ningún marinero fue lo que cavó la tumba de un muerto que aún tiene posibilidades de resucitar, dentro o fuera de Morena, y no sería de extrañarse pues en la historia del personaje hay indicios de cambio de switch. Como reflexión final, retomo una reflexión de Leonardo Curzio quien, al referirse a la boda de Santiago, pide no caer en la polarización, al criticar o defender al susodicho, pues como quedó demostrado: la élite política comparte el pan, el vino y la sal, al grado de dar cuenta que sus peleas son más falsas que la lucha libre.
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