Acérrimo crítico por el uso de las Fuerzas Armadas en el combate a la delincuencia durante 3 campañas a la Presidencia de la República; prometió regresar a los militares y marinos a sus cuarteles. Falso discurso que alegró los oídos de los electores, avalaron la propuesta. La retórica de 3 campañas cambió cuando aquel que ofreció sacar a las Fuerzas Armadas de las calles, ocupó la titularidad del Poder Ejecutivo.
AMLO y su equipo deshicieron en críticas a Felipe Calderón y a Enrique Peña, más a este cuando propuso por medio de una ley secundaria el uso de la fuerza militar debidamente reglamentada en labores policiales. Ley de Seguridad Interior no entró en vigor. Con distinto nombre el crítico de López Obrador, la puso en práctica. No fue extraño el apoyo de la oposición al crear la Guardia Nacional, con personal activo de las Fuerzas Armadas. Además, le aprobaron el uso constitucional de las fuerzas Armadas, en el combate a la delincuencia.
Tres sexenios y los militares no han podido reducir la fuerza criminal de la delincuencia organizada. Por el contrario, crecieron en número y el uso de la fuerza letal quedó en manos de los delincuentes. El desgaste militar es brutal y vergonzoso.
La “estrategia de seguridad pública” de la 4T ha sido vencida por la delincuencia. La retórica del presidente no logra convencer sobre su efectividad. Todo el apoyo económico a las Fuerzas Armadas, mientras las policías locales y municipales fueron diezmadas presupuestalmente; hay caso en los que ni los salarios de los policías son actualizados, el gobierno federal dejó de trasladar presupuesto público a los estados y estos a los municipios. Muchas causas se conjugan en detrimento de la seguridad pública.
No conforme con el fracaso en el combate a la delincuencia por medio de las Fuerzas Armadas, el presidente impulsa reformas legales inconstitucionales para que la GN en definitiva, forme parte de la Sedena; frente al evidente desastre, una diputada priista propone reformar la Constitución, para que se prorrogue el plazo y el gobierno federal siga haciendo uso del ejército en actividades policiales.
¿Qué no han logrado entender los políticos en materia delincuencial y de seguridad pública? Los militares no están ni son preparados para esas actividades especializadas. Esa atribución y función constitucional, es para personal civil debidamente capacitado ello; y, sin excusas, dotarles de todos los instrumentos necesarios para combatir con eficiencia a la delincuencia.