El fracaso de la Guardia Nacional creada a exigencia del presidente López Obrador es evidente, por un lado tenemos que los índices delictivos, y entre ellos el número de homicidios dolosos, han roto todos los récords de los gobiernos anteriores y eso que la actual administración todavía no termina.
Por otro lado la política de “abrazos y no balazos” implementada por el gobierno de México se ha traducido en una impunidad tal que lo único que ha logrado es envalentonar a toda clase de criminales y delincuentes, lo mismo a un pandillero de barrio que asalta ya sin preocupaciones a los pasajeros de un microbús que a los cárteles que ya llegaron al narcoterrorismo como lo pudimos observar en Jalisco, Guanajuato, Chihuahua y Baja California la semana pasada. Peor aún, los niveles de impunidad o la complicidad gubernamental con que actúan los grupos criminales o cárteles llevó a la Presidenta Municipal de Tijuana, la morenista Monserrat Caballero, a pedirle a los comerciantes que paguen el derecho de piso a los criminales para que estos no se tornen violentos.
Aunado a lo anterior desgraciadamente tenemos que la población en general ya le perdió el respeto a la mencionada Guardia Nacional. Hemos podido observar cómo sus integrantes son insultados y hasta apedreados por la ciudadanía y para colmo de males hemos podido observar las pésimas y denigrantes condiciones en las que viven muchos de sus integrantes.
En suma, la creación de la Guardia Nacional del presidente López Obrador (y que es una muestra más de la ineptitud gubernamental que hemos padecido en otras áreas como la salud, educación, protección al medio ambiente y muchas más) es un fracaso que lesiona a México y también a la imagen del mismo Presidente y de su Cuarta Transformación.
Lesión que el gobierno de México pretende subsanar y para lo cual asume que en lugar de corregir el actuar de la Guardia Nacional prefiere irla desapareciendo y para lo cual optó por montar un gran espectáculo y transferirla “jurídica o formalmente” —inclusive de manera ilegal violando la Constitución— a la Secretaría de la Defensa Nacional para que ahí se vaya diluyendo hasta desaparecer.
Es importante tener presente que la “Transferencia” será más mediática que real ya que en los hechos la Guardia Nacional ya esta dirigida y conformada —en su mayoría— por militares.
Transferencia mediática que desde mi perspectiva mancha el prestigio de nuestras Fuerzas Armadas que ahora serán, además de desempeñar otros muchos roles —constructor de trenes, bancos, administrador de aduanas, etc.—, el de enterrador de instituciones. Qué triste.
Fuente de los Deseos: Ojalá la Secretaría de la Defensa Nacional actuase con mayor dignidad y a la altura con la que se comportó por tantos años. Actitud que provocó la admiración y respeto de tantos y tantos mexicanos, entre ellos el que esto escribe.