El Presidente nunca admite estar equivocado. Defiende, sin prueba alguna, el trabajo de “investigación” del subsecretario Alejandro Encinas, quien fue evidenciado por “los expertos” del grupo interdisciplinario (GIEI) asignados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; antes sobrevalorados por el mismo titular del Poder ejecutivo. La Comisión de la Verdad para el caso Ayotzinapa, presentó pruebas sin sustento técnico, tampoco de valor científico; ni siquiera corroboradas por testigos.

181 pruebas fueron descalificadas por el GIEI. Lo cual deriva en una investigación “criminal” sin ningún valor probatorio en el juicio de los 43 normalistas asesinados ¿Qué respondió el presidente López? Simplemente afirmó que Alejandro encinas es “un hombre íntegro, recto, incapaz de falsear información”. La honestidad no significa capacidad en materia de valoración de pruebas en el Derecho Penal, tampoco en las técnicas de investigación científica. AMLO defiende a la persona, no la veracidad de las pruebas.

El Presidente, sin embargo, imputa responsabilidad a una “rebelión en la Fiscalía” por la investigación ¿Pruebas? No aporta elementos de prueba. Según López Obrador, están molestos por la detención de Jesús Murillo Karam. La retórica mañanera es barrunta y demagoga. El defensor de Encinas afirmó que, cuando se toma la decisión de que no habrá impunidad para nadie y se actúa, se les “descuadran sus cálculos”, pero existen todas las pruebas y se va a seguir reforzando, por eso hubo una especie de “rebelión al interior de la fiscalía” por qué no esperaban que se actuara como se hizo. Así de simple, sin mayor sustento que el subterfugio de la palabra.

El trabajo multimillonario de los “expertos” ha resultado muy caro a los propósitos políticos de la 4T, quien ha manipulado el movimiento, a los familiares y a todos aquellos que aseguraron que se trató de un crimen de Estado.

Así acusó el Presidente al gobierno de Enrique Peña. Asunto que hoy cobra factura y no encuentra la manera de defender el mal trabajo de Encinas.

El gobierno lopezobradorista sigue lucrando políticamente con la muerte de los 43 a manos del crimen organizado y algunas autoridades del momento; varias de ellas apadrinadas por el mismo presidente López cuando formaba parte de las filas del PRD. Dentro del sucio rejuego político le renuncia Omar Gómez Trejo, fiscal especial que llevaba las investigaciones, dado que Encinas lo suplantó en sus funciones. Ensuciada la plana de la nueva investigación, se van dos del grupo del GIEI.


Analista legislativo. @HectorParraRgz

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