Uno de los espacios más importantes donde el ser humano se desarrolla, descansa, se divierte y crece es, sin lugar a dudas, la familia. En ella aprendemos valores y principios que nos guiarán por el resto de nuestras vidas. Y por ello, una de las principales responsabilidades que todos tenemos es la de procurar el bienestar y la tranquilidad de nuestras familias.
Uno de los actos que podemos realizar para proteger el futuro de los nuestros es elaborar nuestro testamento, mismo que se hace para poderle transmitir -de manera ordenada y legal- bienes a nuestros seres queridos a la hora de partir de esta vida.
Hacer nuestro testamento va a evitar que nuestros familiares tengan que realizar trámites costosos y tardados, además de invertir tiempo y esfuerzo para disponer de nuestros bienes materiales; esto sin mencionar que se pueden ahorrar muchos disgustos, que con frecuencia surgen en las familias al no quedar clara cuál era nuestra voluntad respecto de a qué persona deseábamos heredar.
Durante el mes de septiembre se suele hacer campaña para animarnos a que hagamos testamento, e incluso se ofrecen descuentos por parte de las notarías para que podamos elaborar este documento que nos dará certeza.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Gobernación, menos del 4% de la población mexicana ha realizado este trámite. Esto se debe a que la mayoría de las personas piensa que puede resultar muy costoso, que ya no se puede modificar una vez dictado el testamento, que los bienes pasan a ser propiedad del heredero de forma inmediata, o que solo las personas de la tercera edad o quienes sufren alguna enfermedad grave deben hacerlo. Pero todas estas ideas son falsas.
Hacer un testamento brinda seguridad jurídica a nuestra familia, evita que dejemos problemas y motivos de división, porque establece en forma clara cuál es nuestra última voluntad respecto a los bienes y derechos que tengamos; de esta manera no permite que se especule o se dude de nuestra decisión sobre a quién queremos compartir lo que logramos construir en vida.
También es importante señalar que el testamento lo podemos modificar cuantas veces queramos, para ajustarlo a los bienes y derechos que vayamos consolidando, y a las personas que queremos apoyar transmitiéndoles estos. Otro punto a recalcar es que el testamento es confidencial, y su contenido solamente es conocido por quien lo dicta, de modo que cada persona puede establecer lo que su conciencia le señale a este respecto, sin tener que dar explicaciones a terceros.
Hacer testamento es un símbolo de cariño a los nuestros, es sinónimo de proteger el patrimonio familiar y la tranquilidad de nuestros seres queridos. Es muy importante que generemos conciencia sobre este acto de responsabilidad y sobre su importancia, porque sus beneficios son muchos a la hora de que se respete nuestra última voluntad y de que entreguemos lo que hemos creado en vida a quien en realidad deseamos continuar cuidando.